Los imponentes frisos y bajorrelieves de López Salazar

Rafael Cantero
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Los propietarios Artes Gráficas Enriqué Pérez encargaron al artista local Jerónimo López Salazar la realización de los proyectos ornamentales para la decoración del recién remodelado local de la tienda e imprenta de Enrique Pérez

Los imponentes frisos y bajorrelieves de López Salazar - Foto: Jerónimo López Salazar

El establecimiento tipográfico artes gráficas Enrique Pérez, fundado en 1875, trasladó su sede social al número 4 de la calle Caballeros, frente al edificio del Gran Casino, en 1904. Esta empresa alternaba la venta de elementos de papelería, escritorio y librería con la actividad de impresión. En este taller se imprimieron diversas revistas como Vida Manchega y algunos periódicos, entre ellos, el diario La Tribuna

En torno al año 1930, la imprenta de Enrique Pérez fue objeto de una profunda reforma y adaptación del local a los nuevos tiempos. Estas obras afectaron a todo el establecimiento, pero de forma especial al espacio destinado a tienda y a la fachada. 

Los propietarios del establecimiento encargaron al artista local Jerónimo López Salazar la realización de los proyectos ornamentales para la decoración del recién remodelado local de la tienda e imprenta de Enrique Pérez.

Los imponentes frisos y bajorrelieves de López SalazarLos imponentes frisos y bajorrelieves de López Salazar - Foto: Fotos: Rueda VillaverdeLa realización de estos proyectos ornamentales y la ambiciosa remodelación del Gran Casino, quizás fuesen los proyectos más importantes que el artista realizó esos años en la ciudad.

Según indica Carmen López Salazar en el libro El escultor López Salazar, los vaciados en yeso que se realizaron para el interior del local eran de influencia clásica e historicista, con ornamentaciones florales entremezcladas en voluminosas cartelas en los frisos y paredes. Esta zona se complementaba con medallones de personajes alegóricos y otros históricos, que lucían ropajes renacentistas, contemporáneos al descubrimiento de la imprenta. Sobre el dintel de la entrada al taller hizo un bajorrelieve que representaba una curiosa escena de un juicio romano, en el que aparecía un orador o abogado ante el jurado y un reo arrodillado, atado con una soga al cuello y sujeto por un soldado, junto a su caballo. Estas figuras iban acompañadas por una turba de personajes de ambos sexos y de todas las edades, incluso niños.

Con respecto a la fachada y puerta de entrada al establecimiento destacaban los bajorrelieves esculpidos en las jambas situadas a un lado y otro de la puerta de acceso. Tal y como se observa en la fotografía antigua, había dos bajorrelieves que representaban dos figuras femeninas, de perfil y gran contenido clásico y posiblemente alegórico. Para la realización de estos bajorrelieves, el escultor aplicó la técnica de los paños mojados en la parte superior de los cuerpos femeninos, pues se adivinaba la anatomía de las muchachas a través de su vestidura exterior y, por cuyo tratamiento, el artista siempre mostró gran interés. La Minerva situada a la derecha de la puerta llevaba una trompeta, alusiva a la fama, que podría estar en relación simbólica con la redacción del periódico La Tribuna, que se imprimía allí. La otra parece que lleva una espada, la balanza (justicia) y un triángulo. Sobre ellas aparecen símbolos como la rueda, que se refiere a la fortuna, y las alas, que hacen alusión a Cronos, el tiempo. Esas alas iban mezcladas con ruedas en movimiento, que podrían insinuar que, con el paso del tiempo, la fortuna puede varias.

Se trataba de dos figuras femeninas simétricas y serenas que enmarcaban la entrada del edificio y dirigían el ritmo del relieve hacia unos límites etéreos, pese a la dureza de la piedra.

Los frisos que había en el interior eran molduras de escayola, mientras que las imágenes que aparecían en las jambas y dintel de la fachada eran de piedra.

Estas obras de arte del escultor ciudadrealeño Jerónimo López Salazar fueron destruidas en 1979, cuando la edificación fue demolida.