De niño, a Jesús Manzaneque Arteaga ya le llamaba la atención la fotografía. Un mundo que empezó a conocer como afición, pero que empezó a tomárselo «más en serio» hace diez años, en 2014, cuando a los 45 aprendió a base de tutoriales y blog de fotografías. «Me formé, todo de forma on line y por mi cuenta, y me compré una cámara réflex», comenta con satisfacción. Y es que, «es importante reciclarse», sobre todo en el tema de edición, donde cada año, reconoce, hay muchas novedades. «Hay que ir adaptándose a los nuevos programas. Lo que más influye a la hora de dejar una foto niquelada es saber editarla, es decir, sacar esa nitidez, colores, brillo.... es lo que más trabajo cuesta», señala este criptanense que el pasado mes de agosto se alzó con el premio de Mejor Fotógrafo Amateur del concurso European Photography Awards, convocado por International Awards Associate (IAA) y al que se presentaron más de 3.500 fotógrafos de más de 50 países distintos.
Su fotografía, titulada La luna llena emergiendo del castillo, fue la ganadora. Una imagen, recuerda en declaraciones a La Tribuna, que la realizó el 21 de junio de este año en el castillo de Almonacid, en Toledo. Fue el resultado de «un solo disparo» a unos seis kilómetros de distancia, pero no fue fácil. Todo está estudiado al milímetro, desde la luz hasta la distancia. «La gente piensa que es un montaje», lamenta, pero «no es así». Para explicar cómo consiguió fotografiar ese momento, argumenta que empleó una aplicación con la que se puede conocer «la hora y el lugar exacto en el que hay que ubicarse para alinear la luna y el castillo, es decir, igualar el tamaño de la luna y la fortaleza mediante la distancia para hacer después la fotografía con un teleobjetivo. Parece que estás a medio kilómetro pero en realidad estás a varios», detalla.
Una técnica «muy difícil de explicar» en el que la luna también ha tenido su protagonismo. La luna llena tiene «tres días claves para hacer una foto en condiciones». El primero, la luna sale con mucha luz de día, «y suele ser muy blanca», el segundo, que es el mejor, es «cuando salen unos colores rojizos» y el tercer día, que «sale una hora después de ponerse el sol, el cielo ya está negro». La fotografía está hecha en ese segundo día.
Jesús Manzaneque, en su tierra natal, Campo de Criptana. - Foto: @bymtfotosJesús Manzaneque compagina la fotografía con su trabajo en una empresa de máquinas excavadoras. Hace años, rememora, llevaba siempre una cámara en la máquina por si surgía alguna oportunidad pero ahora, desde hace unos años, ya no la lleva. Ha cambiado la cámara por el teléfono móvil, al menos en su jornada laboral. Ya sea con la cámara o con el móvil, a lo largo de su vida ha podido llegar a superar las más de 100.000 fotografías. «Es muy difícil saberlo, pero quizás sean más», reconoce. Y de todas ellas, muchas han sido las que se han llevado algunos de los premios que lleva en su palmarés. «Empecé ganando concursos locales y más tarde me presenté a los nacionales, de los que también he ganado muchos», señala. Pero este, reconoce, es uno de los más importantes con el que se ha alzado a nivel internacional.
El premio, dotado con 2.000 dólares (unos 1.700 euros), lo invertirá en mejorar su equipo fotográfico, por lo que no descarta comprarse un objetivo mejor o un dron.