El pasado 1 de julio entró en vigor una Instrucción Técnica Complementaria (ITC) que establece nuevos requisitos de mantenimiento, aumenta las inspecciones de los organismos acreditados e introduce medidas mínimas obligatorias en los ascensores existentes para equipararlos con los de nueva instalación. Una nueva normativa que ha disparado la actividad entre las empresas del sector, puesto que afecta a alrededor del 35% de los elevadores instalados.
«Cada ascensor es un mundo y presenta distintas necesidades» afirman Fernando Gómez y José Abengózar, técnicos de Eninter, empresa con más de 50 años de experiencia prestando servicios de mantenimiento de ascensores multimarca para comunidades de vecinos, viviendas y edificios públicos. El que instalaron en el número 6 de la calle Cuenca, en la capital, entró en funcionamiento antes del verano y cuenta ya con todas los requisitos de seguridad que recoge la nueva ITC.
Son muchas las medidas que deben cumplir los ascensores para adaptarse a la nueva normativa, pero se resumen en cuatro fundamentales que, en palabras de Francisco Javier Alcázar, delegado comercial de Eninter en Castilla-La Mancha, persiguen el objetivo de «siniestralidad cero». «Los ascensores son el medio de transporte con menos accidentes por usuario», apostilla. La primera busca asegurar la precisión de la parada y de la nivelación, para «evitar cualquier tropiezo o caída en el acceso y salida de la cabina, así como para ofrecer la máxima accesibilidad y seguridad».
En el corazón de los nuevos ascensores - Foto: Tomás Fernández de MoyaPara proteger al usuario contra el cierre de las puertas, es necesaria la instalación de una cortina fotoeléctrica o de infrarrojos en el ascensor. Sustituyen a las fotocélulas o barreras ópticas y tienen a los niños y mayores como principales beneficiarios. También a las mascotas, apuntan los técnicos: «Muchas veces no eran detectados y quedaban atrapados, un accidente muy común».
otras medidas. La ITC también exige un dispositivo de comunicación bidireccional en la cabina, para que los usuarios puedan comunicarse y pedir auxilio en caso de quedar atrapados, y otro de control de carga, que «impide directamente el funcionamiento del ascensor cuando se excede el peso permitido en la cabina, emitiendo una señal acústica y visual».
«En 2023 ya conocíamos el borrador de la nueva ITC y cuando entró en vigor, el pasado mes de julio, ya estábamos preparados», afirma Alcázar. Desde entonces, el goteo de consultas para solicitar información y de encargos ha sido constante, y no está previsto, ni mucho menos, que baje el ritmo en los próximos meses, pese a que existe un déficit de profesionales acreditados en el sector. Desde Eninter han hecho una apuesta decidida por la formación, para resolver las dudas en torno a la nueva normativa, especialmente con los administradores de fincas.
El desembolso económico varía en función de cada caso, porque, insisten, «cada ascensor es un mundo». Los de viviendas o comunidades de vecinos con 30 años o más de vida, en muchas ocasiones, deciden instalar uno nuevo, porque son tantas las modificaciones que hay que introducir que les sale más económico. En cuanto a los tiempos, los propietarios tienen un plazo de doce meses para adaptar los ascensores desde la última revisión, y se reduce a seis en caso de que se produzca algún accidente.