Un equipo de investigadores del Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale (IIBM), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han logrado identificar un nuevo mecanismo molecular de resistencia al rigosertib, uno de los fármacos en fase experimental «más prometedores» para conseguir la inhibición del crecimiento de las células cancerosas. En esta investigación también colabora la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).
El estudio, publicado en la revista 'Drug Resistance Updates', muestra que existe crecimiento celular en presencia de este medicamento, y que las células cancerosas desarrollan una mayor sensibilidad a compuestos que emplean mecanismos moleculares opuestos al rigosertib, que aún no se ha usado en clínica porque no se conoce el tipo de tumor más adecuado para su uso.
Este descubrimiento podría tener un «impacto relevante» en la respuesta a la quimioterapia, y es que en la actualidad se están intentando definir los mecanismos moleculares de la resistencia a terapias, de forma que se identifiquen biomarcadores que ayuden a conocer las estrategias terapéuticas más adecuadas para cada paciente y buscar alternativas en caso de resistencia, que surge por la capacidad del tumor de adaptarse a «cualquier estrés externo», provocando su propia reaparición y con resistencia frente a la terapia.
Los resultados de la investigación han logrado definir este nuevo mecanismo molecular de resistencia, que se sustenta por la actividad de la proteína 'WNK1', un sensor maestro del estrés osmótico que, cuando es inactivado, las células se hacen refractarias al tratamiento con 'Rigosertib' y otros fármacos análogos, pudiendo crecer indefinidamente en presencia del fármaco.