Manuel Juliá, desde un imaginario banco de hierro del Paseo de San Gregorio, compartía sus escenas de la memoria en el pregón de feria que ha abierto los actos festivos de mayo en el Auditorio Municipal y que ha estado repleto de emociones, sensaciones y de la grandeza narrativa y poética de unos grandes nombres del periodismo que ha dado esta ciudad.
Una alocución ferial en la que recordó el frescor del agua hirviente, el agua agria, y a aquella simpática treinteañera de mofletes rojizos y sonrisa pícara, llamada Antonia, que había convertido sus idas y venidas a la fuente en un empleo. Llevaba un carrito de hierro con seis estuches en los que mete las botellas de la apreciada agua para transportarlas a las casas de la cooperativa de Santa Bárbara
"Yo creo que el agua agria se me metió en la carne y de allí pasó al alma, en ella creó un estado de ser que ya llevaré para siempre por la vida, que puede ser más larga, pues el doctor Limón ya hizo un estudio en el que demostró que las gentes que bebían agua agria eran más longevos".
Juliá pregona la feria de mayo con agua agria "en el alma" - Foto: LTUn agua agria, dijo Juliá, que la lleva en el alma, "cuando bebo no solo me quita la sed del cuerpo, sino también la nostalgia y las angustias metafísicas".
El cochino Soriano
Juliá pregona la feria de mayo con agua agria "en el alma" - Foto: LTUn pregón en el que recordó a la chumbera y del cochino llamado "Soriano" que engordó con melocotones y al que todo el mundo trataba como un márques y al que acabó convirtiendo en segundo amigo íntimo en aquella casa de la calle San Gregorio en la que nació y creció durante los primeros ocho años. Un vial entonces de casas bajas y sin asfaltar, "como casi todo el pueblo, salvo el centro. Había una reguera que iba en medio alejando las aguas fétidas que la gente echaba".
Felicidad en un pueblo tan duro
"En pueblo tan duro como Puertollano en aquellos tiempos, yo era un niño muy feliz", reconoce el escritor y periodista, que tuvo un día que enfrentarse un día de la desaparición de su querida chumbera. "La habían arrancado, porque al final el que más y el que menos terminaba pinchándose. Ese fue mi primer funeral. Y mi primer dolor".
Juliá confesó aquellos años de Puertollano "se convierten en una sustancia que puedo oler y tocar, o sentir el aire que viaja por los árboles de la cueva luminosa de la memoria, las chimeneas del pasado echando el humo que alimenta la niebla".
Un pregón desde la nostalgia de que ya no volverá a dar aquel primer beso debajo de los plátanos en una noche muy oscura de invierno. "Una noche lluviosa, los labios se mezclan con el vapor del viento".
Desde el corazón de la ciudad, el Paseo de San Gregorio, contempla al guardia de la porra o los estudios de Radio Popular, en los que junto a los periodistas Manuel Muñoz y Manuel Valero se empeñaron en recaudar fondos para erigir un monumento al minero a través de programas radiofónicos con las voces del Tío de la Pipa, Eduardo de la Orden, Santos Alonso, el Gabilondo de Puertollano y Juanma Romero.
Desde ese imaginario banco de hierro contempla las noches de verano de cine en la Plaza de Toros, rememora un pueblo que ya no existe e invita a conjurar de pensar todos en esos monumentos para que les quitemos la muerte de sus fachadas, "y por un instante, vuelvan los festivales de España y las corridas de toros y sobre todo el cine, el cine de verano, uno de los mayores inventos del ayer, El Imperial, los cines Ortega, ese gran cine de verano en el que se alojan muchos de los mejores momentos de mi vida".
Movidas poperas de melenas desordenadas
Juliá también rememoró aquellas primeras movidas poperas al frente de la concejalía de juventud que pusieron a Puertollano a la vanguardia y lleno de decibelios punkis.
"Chavales con melenas desordenadas, puntiagudas, largas en exceso, y sobre todo con los colores más atrevidos. Cabelleras blancas, amarillas, rojas. Algunos incluso llevaban el cabello como los indios navajos, o sea, como si un a un cepillo de barrer le quitas el mango y te lo pones en la cabeza. La gente alucinaba. Era el año 82", describe Juliá.
Un pregón en el que recordó a la fantasma del bingo llamada Tiburcia Carambola y sus primeros artículos en el diario Lanza con el sobrenombre de "Sinibaldo de Rentería", que Manuel Juliá salvó de la región del olvido "para que puedan volver a vivir, como pequeñas gotas de vida en el edificio enorme del recuerdo".
Un pregonero que estuvo arropado su familia, el alcalde, Miguel Ángel Ruiz, el presidente de la Diputación Provincial, Miguel Ángel Valverde, concejales de la Corporación Municipal, algunos de los nombres que le antecedieron en la tarea de pregonar la feria de Puertollano; la directora general de autónomos, trabajo y economía social de la Consejería de Economía, Empresas y Empleo, Ana Carmona; los delegados provinciales de sanidad y desarrollo sostenible, Francisco José García y Casto Sánchez; el alcalde de Almodóvar del Campo, José Lozano; el diputado nacional Enrique Belda y el diputado nacional Enrique Belda, el diputado regional Luis Blázquez, el director de Repsol, Arsenio Salvador, el director de Deimos, Pablo Morillo, así como una amplia representación de colectivos y de Fuerzas de Seguridad del Estado.
El alcalde, Miguel Ángel Ruiz, como prólogo al pregón, afirmó que espera que todo el mundo encuentre su ambiente, se sienta a gusto o evocando recuerdos, reviviendo momentos felices o descubriendo nuevos espacios de nuestra feria.
Un aperitivo de esta feria ha sido este pregón, dijo Ruiz, que ha contribuido a jugar con los olores, viajar por el tiempo con los recuerdos y las sensaciones de aquel recinto ferial "por el que paseábamos de mano de nuestros padres o por el que empezábamos a flirtear con nuestros primeros amoríos". Como guiño de aquellos días el Auditorio se ha llenado de olor a feria y a olor a algodón dulce para rememorar las estampas asociadas a nuestras ferias de mayo.
La primera vez que un alcalde pregona su feria
Ruiz subrayó que es la primera vez en la historia de las ferias de Puertollano será un alcalde el que la pregone y que estuvo al frente del Ayuntamiento en un año de terrible sequía, "Que nadie diga que no luchaste contra molinos de viento". Le agradeció por compartir sus recuerdos y que mostró una predisposición absoluta para estar hoy aquí, "sino que además mostró un entusiasmo y una alegría emocionada que de inmediato me hizo veré que lo que vamos a escuchar dentro de unos minutos le saldrá del corazón".
El alcalde agradeció a la Agrupación Virgen de Gracia, Conservatorio Profesional de Danza y Asociación Musical Cultural Puertollano por su participación en el pregón, así como a asociaciones, trabajadores del Ayuntamiento, fuerzas de seguridad, feriantes y hosteleros que en estos días trabajarán para "que nosotros estemos a gusto", así como a los pregoneros y pregoneras de anteriores ferias.
Por último, Ruiz confía que vivamos esta feria como una oportunidad para disfrutar en compañía de amigos y familiares.
A la finalización del acto del pregón, la Asociación AMC Banda de Música de Puertollano acompañó al alcalde y al pregonero junto con una amplia comitiva desde el Auditorio Municipal hasta el Recinto Ferial.
Un pregón que estuvo ambientado con un olor tan típico de cualquier feria como el de algodón dulce que pudieron degustar todos los que acudieron al Auditorio a este acto inaugural de la feria que se abrió con una estampa de canto y baile de la jota de Puertollano de la Agrupación folclórica Virgen de Gracia y que se cerró con "El corro de la igualdad» interpretado por alumnas de danza española del Conservatorio Profesional "José Granero" con coreografía de Vicky González Jurado.