La mujer del presidente ha sido pillada en falta. Nuevamente. Tiene la suerte de que la Oficina de Conflictos, que depende del ministerio de Escrivá, no encontró motivo de escándalo en las actividades de Begoña Gómez con Air Europa que ayudaba económicamente a la agencia en la que trabaja Gómez y fue rescatada por el gobierno con más de 600 millones de euros. Nada, fue una casualidad. Ahora, El Confidencial ha encontrado más motivo para que los españoles empiecen a sospechar que la mujer del presidente anda sobre arenas movedizas.
Publica una carta firmada por Gómez en la que recomendaba al gobierno una UTE de la que formaba parte una empresa que también colabora con la misma agencia que dirige la mujer de Sánchez. Se trataba de un contrato del gobierno de 7 millones de euros, para el que licitaron docenas de empresas… y que se adjudicó a la recomendada por Begoña Gómez.
Va a tener muy difícil el gobierno justificar esa operación injustificable. Ni se puede aceptar que Pedro Sánchez no abandonara la reunión del Consejo de Ministros que iba a tomar una decisión que afectaba directamente a su mujer -a pesar del visto bueno de la Oficina de Conflictos-, ni se puede aceptar ahora que se considere normal que en una licitación importante del gobierno se elija precisamente la UTE que su mujer había recomendado. Y que además tiene vinculación directa con el trabajo que desarrolla.
Estamos habituados a la vara de medir del gobierno y del PSOE según para qué y para quién. Pero este caso supera todo lo visto hasta ahora.
Coincide además con un ataque feroz del gobierno y de Ferraz a la presidenta madrileña, por presuntas irregularidades fiscales de su pareja. Ayuso ha repetido hasta la saciedad que su novio nunca ha contratado nada con su gobierno, y que no comparte ningún negocio con su novio, aunque sí su casa. Pero la casa pertenece a su pareja, no a ella. Aun así, arrecian los ataques a Isabel Ayuso, la hacen corresponsable de los posibles delitos que haya podido cometer Alberto González e incluso ha exigido Sánchez a Feijóo que le pida la dimisión a Ayuso. ¿Cree Sánchez que el líder de un partido puede obligar a dimitir a un presidente regional elegido por los ciudadanos? Empiezan a conocerse conceptos muy raros de Sánchez sobre los comportamientos democráticos.
Será difícil que Moncloa pueda escapar del problema que ha provocado Begoña Gómez, porque en su caso sí ha habido ayuda económica del Gobierno Sánchez a empresas recomendadas por Gómez … Y que a su vez colaboraban económicamente con la agencia en la que trabaja.
Begoña Gómez, mujer del César, quería tener vida propia e hizo bien. Pero mantener esa vida propia utilizando a conveniencia el poder de su marido y las dádivas que distribuye su gobierno… Eso tiene delito. Moral, e incluso puede que penal.