Tomelloso y Argamasilla de Alba han vuelto a unir sus fuerzas contra los robos en el campo poniendo en marcha el servicio de vigilancia nocturna. El objetivo es proteger las propiedades de agricultores y ganaderos de los amigos de lo ajeno coincidiendo con las campañas hortofrutícolas, una de las épocas que más hurtos se producen en el campo.
El servicio, que se prestará en horario de diez de la noche a seis de la mañana, se pone en marcha
por segundo año consecutivo debido al «buen resultado» que tuvo el año pasado como comenta a La Tribuna el concejal de Tomelloso, Jesús Lara, quien recuerda que entonces fue una prueba piloto de cara a conocer los datos oficiales. En 2023 hubo «una veintena de intervenciones positivas» en 60 días. «Se notó la labor disuasoria que hubo en zonas aledañas», argumenta al tiempo que señala que tras analizar los datos «hemos considerado necesario volver a contratar el servicio» para los meses de agosto y septiembre.
En coordinación con el equipo Roca de la Guardia Civil «facilitando información como las incidencias», a fecha de ayer, 19 de agosto, «ya se ha pasado el 25% del servicio» y de momento, apunta, «los efectos han sido muy positivos y no se ha escuchado nada referente al tema de robos en el campo de la comarca». El último, puntualiza, fue el que se produjo en Argamasilla de Alba, donde un agricultor denunció la sustracción de numerosas sandías antes de comenzar a funcionar este servicio. Dos personas fueron detenidas por apedrear al agricultor que los pilló robando sandías.
«Es importante que haya presencia en el campo por las noches. Eso da tranquilidad a los agricultores e intranquilidad a los ladrones, que es en realidad lo que se busca con la vigilancia nocturna», comenta a La Tribuna el responsable del área de Agricultura en Tomelloso. «Tenemos una zona muy llana y por la noche permite ver las luces del coche desde muy lejos, eso facilita poder controlar una extensión tan amplia. En este caso, ver y no ser visto es muy importante», añade para enfatizar después que la labor de coordinación con la Guardia Civil sirve para que el sistema sea «mucho más efectivo». Un servicio «esencial» cuyos datos oficiales de este año se conocerán a finales de mes, aunque diariamente son reportados a la Benemérita.
Los agricultores. María del Carmen Navarro es una agricultora de Tomelloso que se dedica principalmente al viñedo. Empezó a trabajar en el campo en 2013, cuando tenía 31 años, y desde entonces «ha padecido toda la vida robos en su explotación». El último fue hace un mes, en julio, cuando los ladrones se llevaron la batería, una abonadora y entre 600 y 700 litros de gasoil, «una fuente de atracción de los ladrones por su alto precio». Todo ello, junto con los desperfectos originados, y que supone unas pérdidas de más de mil euros. Otras veces, relata, se han llevado, hierro y chatarra para su posterior venta. «También buscan hierro casi a diario. Se llevan un par de tijeras y te hacen polvo, pues suelen costar unos 2.000 euros», apunta Navarro.
Harta de los robos, optó por instalar GPS en sus motores, y gracias a ello, recuerda, pudo localizar uno de tras su sustracción. Un motor en el mercado puede llegar a los 11.000 euros mientras que un GPS cuesta unos 350, y eso «me da tranquilidad», declara para lamentar después que las únicas patrullas que conoce son las que hacen los agricultores, algo que a lo que el concejal de Tomelloso aseguró a este medio no tener constancia aunque recordó que este tipo de actuaciones sí se llevaron a cabo años atrás por los propios vecinos ante la oleada de robos en la comarca de La Mancha.