Otra jugadora de balonmano que sufrió una rotura de cruzado fue Patricia Cano, que se lesionó en mayo de 2023, a los 15 años y siendo cadete del equipo de Marianistas.
Un año y 7 meses después reaparecía siendo juvenil en un partido del equipo de Plata Femenina del Caserío frente al Deza Córdoba. En su caso, se lesionó en la rodilla derecha y es un ejemplo de cómo también se producen estas lesiones en edades ciertamente tempranas.
Además, sufrió también una rotura parcial y fue operada por Julián Montes, reapareciendo en las pistas un año y dos meses después de la intervención.
«Es muy importante ser fuerte mentalmente y el apoyo de los compañeros», apunta la joven jugadora ciudadrealeña, que confiesa que al principio cuesta asumir la noticia de tener que pasar por el quirófano y afrontar un periodo largo de recuperación.
«Al principio lloré mucho, pero luego el tiempo fue pasando más rápido de lo que pensaba. Lo importante es hacer una buena recuperación y tener paciencia para volver cuando estés bien».
Tras reaparecer, se le inflamó la rodilla y tuvo que parar otro mes para volver a jugar.
Desde entonces, ha participado en varios partidos con el primer equipo del Caserío y no ha sufrido mayores problemas. «Volví con nervios, pero sin miedo. Si vas con miedo solamente te pueden pasar cosas malas», advierte.
«Ahora voy cogiendo el ritmo de competición a base de tener minutos. En mi caso pasaba de jugar de cadete a Plata y era también un salto importante». Además, envía ánimos a aquellos deportistas que están pasando ahora por un momento similar al que a ella le tocó vivir y asegura que «el tiempo al final pasa rápido y lo importante es hacer una buena recuperación».