Una de las cinco personas fallecidas por la devastadora DANA, con pinta de terrorífica en nuestra región, falleció ahogado, atrapado en un elevador, sin que sus vecinos pudieran rescatarlo. Ha sido una de las noticias que más nos ha impactado: «Decidle a mi madre que la quiero». Frase que ha levantado los sentimientos más enraizados de muchísimas personas. La voz tronadora del joven de 20 años, rodeados como estamos de tanta inmundicia política . La apariencia se ha convertido en moneda corriente. Los encubridores de la realidad, cuando la labras se dejan dominar por intereses opacos, dejan que los cuerpos con menor peso específico manden a su antojo en nuestro territorio español. Es de vergüenza. 
El relato de su muerte y las incidencias ocurridas es una trama diabólica de un entramado fatalista que nos hiela la sangre.Con un sentido solidario y ejemplar, nuestro protagonista decidió bajar a la vivienda para ayudar a los vecinos en labores de achicar aguas y recurrió al ascensor que tenía a mano, con tan mala fortuna que en esos instantes, las nubes descargaban lluvias con verdadero furor que afectó al dispositivo de carga que se quedó bloqueado. Con todas las ansias cargadas y las aguas entrando en su habitáculo, necesitó todas las fuerzas para gritar a sus nuevos vecinos que no pudieron rescatarle sin medios a su alcance La memoria de un hermano fallecido le prolongó sus últimos empujes de su cuerpo en fatiga, y todo fue tarea baldía. Sus vecinos quedaron rotos de impotencia. Fueron los bomberos los que rescataron su cuerpo exangüe cuando los infortunios de la jornada se calmaron.
Nuestro premio Nobel Jacinto Benavente, en su obra Almas prisioneras, adelantaba los últimos instantes del joven dispuesto a ayuda a sus vecinos y sostuvo en varios segundos el recuerdo vivo para su madre, contado así de manera atinada por Benavente: «Cuando en el mayor desamparo de nuestra vida no nos queda adónde volver los ojos, sólo vemos con claridad, como luz del cielo abierto, la imagen de nuestra madre..., y es la madre el refugio y la esperanza y el consuelo».
El joven llevaba poco tiempo viviendo en la casa donde quedó atrapado. El alcalde de Casarrubios del Monte, Jesús Mayoral, cuentan las crónicas que ha sufrido los mayores estragos de esta DANA maldita y el municipio ha guardado tres días de luto oficial por la muerte de este joven que se merece por su actitud solidaria una recompensa a su excelente disposición mostrada ante sus vecinos que, seguramente, no aligerará el dolor de una madre rota de dolor, pero si la aliviarán los pésames que reciba. 
Al cerrar este artículo, uno de mis nietos que termina Primaria este curso me hace la siguiente pregunta: ¿Qué quiere decir la palabra amnistía? Y de manera poco académica le explico que «es una medida que consiste en quitar determinadas faltas que hayan incurrido los mayores y que luego quedan sin castigo». Y me ha contestado:«Me apunto a eso». Y en esas estamos.