El Club de Vinos de Ciudad Real comienza su actividad en 2025

La Tribuna
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Esta asociación cultural participó en una cata de cinco vinos, dirigida por Asunción Yébenes

El Club de Vinos de Ciudad Real comienza su actividad en 2025 - Foto: LT

La Asociación Cultural Club de Vinos de Ciudad Real comenzó ayer, viernes 24 de enero, su viaje enológico correspondiente a 2025 con una parada y fonda muy interesante y reveladora, catando cinco vinos de la bodega Mano a Mano. Esta bodega, situada en la finca La Dehesa, término municipal de Alhambra, elabora –además de su conocidísimo cencibel Mano a Mano, que le da nombre– unos vinos varietales de línea premium que embotella con la denominación general de Venta de la Ossa. 

La cata fue presentada y dirigida por Asunción Yébenes, enóloga y directora del equipo técnico de la bodega, una valdepeñera que une su profundo conocimiento de la vitivinicultura a una didáctica y nada afectada forma de explicar sus vinos. Ella es, además, responsable técnica de otras bodegas del mismo grupo, repartidas por algunas de las mejores denominaciones de origen españolas: Rioja, Ribeira Sacra, Toro, Ribera del Duero o Rueda.

El plan inicial era catar cuatro vinos, pero Asunción Yébenes sorprendió con un rosado, que se puede calificar de casi experimental, tan recién nacido que aún no está bautizado con nombre alguno. Elaborado con la variedad Cencibel, de la que la finca La Dehesa posee trescientas hectáreas todas ellas plantadas en vaso y con una antigüedad de cincuenta años. Esto es algo por desgracia realmente prodigioso de ver hoy en día en la Mancha de reconversiones, regadíos y espalderas, y merece ser conservado con gran cuido como efectivamente se hace. De esas uvas, hijas de la muy escasa producción de un suelo poco fértil y una recia climatología, de su mosto yema prácticamente sin contacto con los hollejos, se obtiene este delicioso rosado que ha pasado cuatro meses en barricas francesas de segundo uso y cuya sorprendente aparición todos celebramos. Esperemos que la bodega lo ponga pronto en el mercado, porque el experimento les ha salido realmente bien.

Los cuatro vinos restantes están elaborados con uvas procedentes de una segunda finca de la misma propiedad llamada Sierra de la Solana, situada en el término municipal de Herencia, donde también se elabora un excelente queso acogido a la DO Queso Manchego. Repuestos de la agradable sorpresa, los participantes cataron un Shiraz 2019, con un color intenso y brillante y una boca totalmente en el tipo, como dicen los taurinos, de dicha variedad, un Cencibel 2018 que desmonta claramente la malintencionada afirmación de que los tintos manchegos envejecen mal, un Cabernet Sauvignon que no hablaba francés sino castellano, pues que su madera, aunque presente, resulta sutil y deseable y, por último, un vino elaborado con la variedad portuguesa Touriga Nacional, con la que se hacen –entre otros– los vinos de Oporto y los excelentes tintos del Dao. De este último descubrimiento, de la añada 2019, sorprende su color todavía joven y su excelente acidez, que predice una buena longevidad.

En resumen, una magnífica cata con la que comenzar el año, confirmando una vez más que, tratadas como se debe y respetando sus características, las uvas manchegas, hechas con nuestro sol, nuestro suelo y nuestro clima, son capaces de darnos lo mejor si, como es el caso, ponemos en ellas conocimiento, sensatez y trabajo.