Empleo para el futuro

Hilario L. Muñoz
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El plan de empleo de Cruz Roja cierra en 2023 una etapa con grandes cifras laborales, 736inserciones, entre ellas Stephanie Piñeres, una joven que logra su primera experiencia profesional

Stephanie Piñeres prepara una mesa en el restaurante Los Llanos. - Foto: Rueda Villaverde

«Ahora siento que el futuro no es tan incierto». Esta frase es quizás el mayor resumen que se puede hacer de la experiencia que da participar en el plan de empleo de Cruz Roja. La pronuncia Stephanie Piñeres, una joven de solo 19 años, que se encuentra en su primera experiencia laboral tras finalizar una de las actividades formativas de la entidad.  

Ella es una de las 736 personas que han encontrado empleo gracias al plan de empleo de Cruz Roja, una propuesta formativa por la que en 2023 pasaron 2.038 personas. Este 2024 es un año de transición en el que arranca una nueva edición del plan de empleo y de fondos europeos a largo plazo. El compromiso hasta diciembre es llegar a menos beneficiarios, 1.800, pero elevar la contratación a 800 de ellos, para lo que Cruz Roja confía en alcanzar la cifra de 650 empresas colaboradoras. 

Se trata de empresas como el bar restaurante Los Llanos, donde Pablo Rodríguez lleva años cooperando con la ONG. «Cuando uno lleva ya tantos años trabajando en el mismo oficio, quizás lo que te mantiene son cosas nuevas y las cosas nuevas es ver que la gente se coloca, que sale adelante», indicó Pablo, que eligió a Stephanie para que se quedara en su local tras completar la formación como una manera de ayudarla. Era la que más problemas iba a tener para encontrar un empleo.  

Empleo para el futuroEmpleo para el futuro - Foto: Rueda VillaverdeStephanie llegó hace un año a España, para quedarse con su tía y con su abuela. «Siento que la hostelería es un mundo bastante grande y necesita bastante paciencia y mucha fortaleza», señala al preguntarle por su desembarco en este sector. «Me daba mucho miedo, pero Pablo me hizo saber que puedes desarrollarte bien y que puedes hacer esas cosas que crees que no podrías». «La confianza ha sido mi experiencia laboral», indicó esta venezolana, que sueña en un futuro con ser bombera, algo que estudiaba en su país.  

La confianza es también el término que se emplea al hablar del plan de Cruz Roja por Germán Barchino, coordinador de empleo de Cruz Roja en Ciudad Real. Así, indicó que una clave de su área es «la apuesta del trabajo y la cooperación con las empresas», porque les permite anticiparse en el tiempo. Por este motivo, Cruz Roja recuperó antes que nadie los cursos de formación en hostelería o en instalación de placas solares, justo tras el COVID, sabiendo de primera mano que iban a ser dos de los sectores más demandados.  

Igualmente, esa confianza la transmite a la entidad, porque «no es solamente ir a una empresa a pedirle una plaza para una práctica no laboral», los alumnos deben estar «preparados para ir a una inserción». «A las empresas hay que cuidarlas» y así es como se logra que una de cada tres personas formadas por la ONG acabe con contrato. 

«Sabemos que los perfiles que suelen llegar a Cruz Roja son personas desfavorecidas o con mucho desfase laboral y con ellos hay que trabajar», adaptando las necesidades a cada uno. «No todos con 100 o 150 horas de intervención están para salir del mercado de trabajo» y hay quien necesita una nueva oportunidad de intervención, antes de llegar al contrato.  

Con estos dos elementos, Cruz Roja comienza una labor minuciosa de obtención de datos. «Cómo llevan el tema de género, cómo llevan la brecha de edad en jóvenes o mayores de 45» y así «anticipar, no cuál va a ser el siguiente boom económico, pero sí tener una información fiable y en tiempo real de las demandas de las empresas». 

Con estos datos, Barchino avanza algunos cambios en la economía provincial, por ejemplo. «Están agotándose las inserciones en el sector fotovoltaico», advierte. Siguen funcionando bien la hostelería, «que seguramente se tiende a reinventar», y la logística. 

Plan a cinco años

Ahora, Cruz Roja tiene la intención de lanzar una serie de cursos formativos en sectores económicos emergentes, dentro de un proyecto a largo plazo, que durará hasta 2029. Se trata de un cambio de ciclo de fondos europeos, que arranca en 2024. «Es un proyecto de itinerario de inserción laboral» en el que se trabajará en «el sector tecnológico, sector de la economía verde, de la economía del cuidado e incluso de lo que llaman la economía naranja, que es la industria cultural», avanzó Barchino. En este sentido, por ejemplo, el coordinador de empleo apunta que hay «una velocidad de crucero» en la transformación digital de las empresas, donde puede haber un nicho de mercado aún por explorar. A modo de ejemplo, citó aspectos como la poda de ciertos árboles, en el ámbito agrícola, o los cuidados de menores, con la base que han dado nuevas iniciativas como el Plan Corresponsables.  

Un segundo aspecto de este nuevo ciclo de plan de empleo es trabajar en la formación online, con el objetivo de llegar a las zonas despobladas de la provincia. De hecho, ya ha habido experiencias pilotos en este ámbito en la provincia.  

«Hay que intentar garantizar que el trabajo sea el trabajo adecuado, que tenga la calidad adecuada, las condiciones laborales adecuadas y que al final sea un trabajo digno», indicó Barchino.