El debate sobre el uso de teléfonos móviles en las aulas ha sido un tema recurrente en el ámbito educativo en muchos países del mundo. Desde hace años, expertos en educación, psicólogos y pedagogos advierten sobre los riesgos del uso descontrolado de estos dispositivos entre los más jóvenes. Diversos estudios han vinculado el uso excesivo de móviles con problemas de atención, dificultades en el aprendizaje, acoso escolar e incluso trastornos de conducta. En respuesta a esta realidad, varias comunidades autónomas de España, entre ellas Castilla-La Mancha, han tomado medidas firmes para regular el uso de estos dispositivos en los centros educativos.
En el curso 2024/2025, Castilla-La Mancha se ha sumado a la lista de regiones que han decidido limitar el uso de móviles en las escuelas. A través de la Orden 140/2024 de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, se establecen normas claras que prohíben el uso de teléfonos móviles durante la jornada escolar en los niveles de Educación Infantil y Primaria, así como en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y el Bachillerato, salvo cuando estos tengan un fin pedagógico y siempre bajo la supervisión del profesorado.
El aumento del uso de móviles entre niños y adolescentes ha encendido las alarmas en el sistema educativo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2023 más del 90% de los menores de entre 12 y 17 años tenían un teléfono móvil propio. Esto, unido a la creciente adicción a las redes sociales y los videojuegos, ha generado un escenario donde los jóvenes están cada vez más conectados a sus pantallas, afectando su rendimiento escolar y su interacción social.
El uso de móviles está limitado en Castilla-La Mancha - Foto: Tomás Fernández de MoyaEn este contexto, la nueva normativa busca frenar la presencia de móviles en los centros educativos para «mejorar la convivencia escolar» y asegurar que los alumnos se concentren en sus estudios y en sus relaciones personales. Las autoridades educativas también han justificado esta decisión por los problemas derivados de su uso indebido, como la grabación no autorizada de compañeros o profesores y su utilización durante clases, distrayendo tanto a los alumnos como al personal docente.
Para entender el impacto real de esta normativa, es importante conocer la visión dentro de los centros. Prado Alba, directora del IES Maestro Juan de Ávila, explica que la prohibición de móviles ha sido bien recibida por parte de los docentes: «En la ESO, como norma general, el uso de los teléfonos familiares no será permitido durante las jornadas escolares, incluidos los recreos. Si vemos a un alumno con un móvil en el recreo, le podemos poner un parte de incidencia», comenta.
Alba también señala que, aunque el uso de los teléfonos no está permitido dentro de las aulas, existen situaciones donde estos pueden ser utilizados de manera pedagógica, siempre y cuando se avise previamente a las familias: «Yo, en clase, como profesora de Inglés, los utilizo cuando son útiles». Cuando eso se da, mandan un mensaje a las familias a través de la plataforma Educamos diciendo que el móvil se va a utilizar para actividades específicas, «y si los padres no quieren, se les presta un ordenador». En su opinión, esta medida ha ayudado a reducir la dependencia de los alumnos hacia sus dispositivos, aunque reconoce que el cambio más visible se ha dado entre los estudiantes mayores (entre 14 y 18 años), quienes ya no tienen el móvil sobre la mesa durante las clases, algo habitual en años anteriores. Ella ha notado mucha diferencia en estas dos primeras semanas de curso: «Los chavales hablan, se relacionan y apenas ves móviles».
En busca de mejorar la convivencia y la atención en las aulas - Foto: Rueda VillaverdePor su parte, Miguel Ángel Muñoz, director del Colegio Hermano Gárate (Salesianos), explica que en su institución la prohibición de móviles ya estaba en vigor antes de que la normativa autonómica se hiciera oficial. «Nosotros ya teníamos una regulación similar en nuestro reglamento interno. Los alumnos saben que no se debe utilizar el móvil, salvo casos excepcionales, como una llamada urgente que siempre debe ser comunicada al profesor». Muñoz destaca que la normativa ha tenido un efecto positivo en la interacción entre los estudiantes, sobre todo en los momentos de recreo, donde ahora se les ve «socializando, jugando y hablando entre ellos, en lugar de estar pendientes de una pantalla».
Numerosos estudios internacionales han subrayado los efectos negativos del uso excesivo de móviles en la educación. Un informe de la London School of Economics (LSE) demostró que las escuelas que han prohibido el uso de móviles en las aulas han registrado mejoras en los resultados académicos de los alumnos, particularmente entre aquellos con dificultades de aprendizaje. Además, varios expertos coinciden en que los móviles pueden afectar la capacidad de los estudiantes para concentrarse en las tareas escolares y disminuir su habilidad para gestionar el tiempo de manera eficiente.
Muñoz cree que la eliminación de los móviles durante las horas escolares es esencial para promover un ambiente de aprendizaje más saludable, donde los alumnos puedan centrarse en el contenido académico y no en las distracciones tecnológicas.
En busca de mejorar la convivencia y la atención en las aulas - Foto: Rueda VillaverdeAunque la prohibición es clara, la normativa también contempla situaciones excepcionales. En el artículo 7 de la Orden 140/2024 se especifica que, en todos los casos, se deben tener en cuenta posibles circunstancias que justifiquen el uso de móviles fuera de los criterios generales. Por ejemplo, si un alumno debe recibir una llamada urgente o tiene una necesidad específica relacionada con la salud, puede comunicarlo al profesor para obtener el permiso correspondiente. Igualmente se señala que su uso puede tener fines pedagógicos.
En este sentido, Prado Alba comenta que los alumnos y sus familias han sido informados sobre estas excepciones, y que hasta el momento, la mayoría ha respetado la normativa: «El cambio que hemos notado es que ya no sacan el móvil como antes. Llevamos una semana de clases y la gente está diferente respecto al móvil».
El desafío de regular el uso de móviles en las aulas es solo un reflejo de la compleja relación entre tecnología y educación en el siglo XXI. Mientras los dispositivos móviles ofrecen un sinfín de herramientas pedagógicas, también presentan riesgos si no se controlan adecuadamente. La normativa en Castilla-La Mancha se posiciona como un paso importante en la búsqueda de un equilibrio, promoviendo un uso responsable y consciente de la tecnología dentro de los centros educativos.
Miguel Ángel Muñoz concluye que es importante «para poder convivir, estudiar y trabajar sin distracciones». Mientras tanto, los centros escolares continúan ajustándose a las nuevas reglas, con la esperanza de que esta restricción contribuya a mejorar tanto el rendimiento académico como la convivencia en las aulas.