Emilio Gavira se subirá el próximo viernes a las tablas del Teatro Quijano de Ciudad Real para representar Campeones de la comedia, una obra dirigida por David Ottone y protagonizada también por Gloria Ramos, José Manuel Blanco, Claudia Fesser y Alberto Nieto. El polifacético artista manchego (nació en Fuengirola, pero que se estableció con su familia en Alcázar de San Juan a los cinco años) ha recorrido los mejores escenarios y ha recibido varios premios, entre ellos el Premio Ercilla a mejor actor de reparto. También fue nominado como mejor actor en los premios Goya.
¿Qué se va a encontrar el público que asista al Quijano para ver esta obra?
Se van a encontrar con una comedia muy divertida protagonizada por los actores de las películas Campeones y Campeonex. Es una comedia de enredos para todos los públicos, para toda la familia, que recomiendo vivamente, porque la gente se lo pasa muy bien. Y, además, hace un bien maravilloso, puesto que pone en escena a actores con capacidades diferentes.
El argumento de la obra, sin embargo, no tiene nada que ver con el de las películas...
Efectivamente. Dos de los personajes, Gloria y Josete, se independizan y se van a un piso tutelado y tienen que buscar trabajo, un sueldo con el que mantenerse. Quieren ser artistas y ahí empieza un poco la historia. Al principio, la gente no sabe muy bien qué es lo que va a ver, pero en el momento en el que empieza la función es una carcajada tras otra. Llevo muchos años en esto y una función de teatro que acabe con todo el público puesto en pie aplaudiendo es algo que hacía mucho tiempo que no había visto.
Su personaje se llama también Emilio. ¿Cómo es?
Nos llamamos todos iguales, no tenemos problemas con los nombres. Es un personaje muy loco que está en la calle haciendo numeritos y tiene un pronto complicado, pasa de cero a cien en un segundo, un poco psicópata.
Javier Fesser colabora en la producción. ¿Cómo es su relación con él? ¿Qué importancia ha tenido en su trayectoria profesional?
Mucha. Con Javier hice mi primer largometraje, El milagro de P. Tinto (1998). Confió en mí para interpretar a un maravilloso marciano. Los mejores papeles en cine me los ha dado Javier: Rompetechos, en La gran aventura de Mortadelo y Filemón, Mr. Meebles, en Camino, ahora en la segunda parte de Campeones... Y además de todo esto, hay un gran cariño y mucho feeling con él. Estoy muy a gusto con Javier porque es un tipo estupendo.
Ha citado a personajes muy emblemáticos. ¿Con cuál se queda?
Me quedo con Rompetechos y, después, con el marcianito de P. Tinto, aunque es otra cosa. El productor de aquella película, Luis Manso, me decía: «Ya verás cuando te mire la gente por la calle». Y yo le respondía que a mí siempre me había mirado la gente por la calle, que no iba a notar mucha diferencia. Hoy, después de tantos años, la gente me sigue parando por la calle y me dice: «Oye, tú eres el del milagro de P. Tinto». Cuando haces una película así te sientes muy orgulloso, es como entrar en la historia del cine español.
Ópera, zarzuela, cine, televisión, teatro... ¿Cuál es su género favorito? ¿En cuál se siente más a gusto?
Lo de la zarzuela, la música, la ópera, el canto en general, me emociona y me gusta mucho. He tenido papeles secundarios, de los que me siento muy orgulloso.
Su faceta musical es quizás la más desconocida para el gran público...
Sí, porque al final el audiovisual es lo que más vende y lo que más se ve. Yo me fui a Madrid a estudiar clavicémbalo, que es un instrumento que muy poca gente conoce, y también comencé con el canto. Después, la vida te va llevando por sitios que ni imaginabas.
¿En qué proyectos está embarcado actualmente o tiene encima de la mesa?
He vuelto a mis orígenes, al Teatro de la Zarzuela, con un personaje en La rosa del azafrán, y también tengo un rodaje de cine. Pero, sin duda, lo más importante ahora es Campeones de la comedia, en lo que estoy metido más a fondo. Así que aprovecho para animar a la gente a que venga al Teatro Quijano de Ciudad Real, porque esta obra hace un bien infinito y les va a alegrar el día.