Las complicadas relaciones familiares de Alfonso X ‘El Sabio’, enfrentado con sus hijos y los nobles, pero sobre todo su implicación con los templarios y su tráfico de reliquias desde Oriente, forman parte del transfondo de la novela Laín, el bastardo que el escritor lucense Francisco Narla presentó en la librería Serendipia dentro del programa de actividad del ciclo ManchaArte.

En una conversación con La Tribuna previa a la presentación de su obra, Narla autor de novelas históricas con protagonistas inmersos en grandes viajes de ida y vuelta, detalló que en esta ocasión, su protagonista es Laín, «el hijo bastardo de un noble gallego perdido en las cruzadas», que se lanza a la búsqueda de ese progenitor.

El piloto reconvertido en autor de best sellers históricos detalla que la condición de hijo ilegítimo era muy frecuente en la Edad Media, pero de por sí no era un obstáculo a la hora de progresar socialmente, «el ejemplo más famoso es el de Guzmán ‘el Bueno’», precisa.

El personaje principal se lanzará a la búsqueda de su padre por todo Oriente, con lo que desde su lugar de origen, la torre de San Paio, que aún hoy se mantiene en pie muy cerca de Lugo, emprende un camino que le llevará a diferentes lugares de la Península antes de conocer el Mediterráneo y embarcarse con destino a la antigua Palestina, recorrer además Siria, Arabia, Afganisthan, el reíno de los Asashín y también el imperio Mogol que por gobernaba Gengis Khan.

«Pensamos que en la edad media la gente no viajaba, pero existían unas rutas comerciales muy transitadas». Así, recuerda que en España no había perlas naturales, pero hay numerosos relicarios cuajados de perlas que procedían de Oriente. En este sentido, apuntó: «El imperio de Gengis Khan aportó tanta tranquilidad al comercio en la ruta de la seda que tuvo una gran influencia en los avances tecnológicos que siglo y medio después permitieron el Descubrimiento de América.

Narla detalla que el final de la aventura de Laín tiene lugar en Toledo, en la corte de Alfonso ‘XEl Sabio’, en un momento en que se mezclan sus intentos de ser proclamado emperador del Sacro Imperio Germano, lo que requería numerosos fondos; los negocios de los templarios con la venta de reliquias llevadas de oriente y sus enfrentamientos familiares, pero también su momento de esplendor, con la Escuela de Traductores o la fundación de nuevas villas.