El Prendimiento ya es mayor de edad. La Hermandad del barrio de Los Ángeles ha conseguido en poco más de una década plasmar en la calle lo que debería ser leitmotiv de cualquier cofradía: sentimiento, emoción y penitencia regados por la seriedad lógica de lo que debe ser un discurrir procesional. Obviamente, la del Cautivo no es una hermandad de luto, pero toda aquella que se precie por cofradía tiene que seguir los cánones que grandes y pequeños nazarenos de azul y blanco parecen tener grabado a fuego en su ADN. También, y como es normal, hay cosas que mejorar, pero el Prendimiento apuesta por unos penitentes bien formados, una estética cuidada y unos hermanos comprometidos que tienen muy clara cuál es su labor en la calle; con todo ello, es mucho más sencillo llegar al éxito en lo que a Semana Santa se refiere. Eso sí, sin olvidar la oración en su parroquia previa a la salida como testimonio de fe de lo que es realmente importante durante el tiempo de Pasión.
Aun así, no hay que olvidar que las hermandades de barrio son distintas. No podemos dejar de tener en cuenta que los misterios, como el de Jesús Cautivo, que llegan desde los arrabales al centro de la ciudad son, aquí y en cualquier punto cofrade del país, claros ejemplos de como siente el pueblo.
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