Versos de vida y las manos que visten a la Virgen del Prado

J.M.Beldad
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Ellas tres son algunas de las muchas mujeres ciudadrealeñas que han tenido a la Virgen del Prado en el centro de sus vidas y de su fe

Prado Rivera - Foto: Rueda Villaverde

Mari Carmen Espadas (Ciudad Real, 1943) ha escrito poemas dedicados a la Virgen del Prado desde que era joven. Es un ejemplo viviente de devoción y dedicación a la Virgen del Prado. Desde que tenía solo una semana de vida, su madre la llevó a la Catedral, y desde entonces, su vínculo con la Virgen no ha hecho más que fortalecerse. «Siempre he ido a las novenas, y si no entraba, paraba un ratito en la cancela y la miraba y Ella me miraba a mí», comenta al rememorar su infancia.

La historia de María del Carmen está llena de momentos significativos que han marcado su fe. Uno de los más impactantes ocurrió cuando tenía tres años y sufrió una grave enfermedad que la dejó parcialmente paralizada. Fue durante la procesión del 15 de agosto cuando, al pasar la Virgen del Prado, levantó la cabeza y sonrió. «El 16 ya no tenía fiebre, el médico no se lo explicaba», recuerda. En su familia siempre lo han considerado un milagro.

«El Camarín, mi reja preferida / donde asoma la luz de Tu sonrisa / tu mirada de sol, rescoldo y brisa / acaricia el dolor de alguna herida». Así se dirige Espadas en un poema dedicada a la Virgen. Ha sido una figura central en la Corte de Honor de la Virgen del Prado, participando activamente en las celebraciones y fomentando la devoción mariana. Su poesía y escritos reflejan su profunda conexión espiritual con la Virgen, a quien describe como «la figura más entrañable de su vida, en la que todos somos hijos y hermanos».

Mari Carmen EspadasMari Carmen Espadas - Foto: Rueda Villaverde

Pilar Cervantes, la primera mujer en la Junta Directiva

Marcó un hito en la historia de la Hermandad de la Virgen del Prado al convertirse en la primera mujer en formar parte de su Junta Directiva. Desde pequeña, Pilar ha tenido una relación especial con la Virgen, influenciada por su madre y sus tías. «Siempre parábamos en la ventana del Camarín antes de ir a casa», recuerda.Pilar Cervantes (Ciudad Real, 1966) celebra la inclusión de mujeres en la Hermandad fue un cambio significativo, y Pilar no dudó en aceptar la invitación del presidente Jesús Adánez para unirse a la Junta de Gobierno.

«Me lo pensé porque no sabía si iba a tener tiempo para trabajar en ella, pero al final me pudieron más las ganas», explica. Cervantes ha servido como vocal de Caridad, cultos y formación, y ha sido fundamental en la integración de más mujeres en la Junta. Actualmente, Cervantes es una de las tres camareras de la Virgen del Prado, junto a Dionisia Sánchez y Charo Peco. «Es un honor y una responsabilidad muy grande el vestir a la Virgen», expresa.

Pilar CervantesPilar Cervantes - Foto: Rueda Villaverde

Asimismo, describe la experiencia como algo que le llena de paz y tranquilidad. Cada cambio de vestimenta es un reto y una muestra de devoción profunda, donde cada detalle se cuida con esmero. Ser camarera de la Virgen del Prado es una de las responsabilidades más grandes que ha asumido en su vida. «Llevo cuatro cambios y medio como Camarera de la Virgen», dice. El proceso de vestir a la Virgen es meticuloso y lleno de simbolismo.

«Días antes de cambiarla, pensamos en qué combinación vamos a tomar, qué manto se va a poner. Preparar toda la ropa, lavarla, plancharla y ordenarla es una responsabilidad enorme», describe. Lo que la Virgen va a llevar se decide en Junta de Gobierno. Resalta la emoción y el nerviosismo que siente cada vez que viste a la Virgen. «El primer cambio que hice fue muy emocionante y no era capaz de sostenerle la mirada. Ves a la Virgen a tu altura y es una sensación de nervios y paz interior a la vez», confiesa.

Cervantes ve un futuro prometedor para la Hermandad de la Virgen del Prado. «Ahora somos mucha más gente trabajando hacia el mismo sitio, ocupándonos de la Virgen», afirma. 

Prado Rivera, la primera Hermana Mayor de la historia

Prado Rivera (Ciudad Real, 1946) tomará posesión el 22 de agosto como primera Hermana Mayor de la historia de la nueva Hermandad d ela Virgen del Prado. «El 22 de agosto tomaré posesión y será un día muy especial para mí», comenta.Maestra de profesión, madre de tres hijas y abuela de dos nietas, es nacida y criada a los pies del Camarín, Rivera ha tenido a la Virgen como «vecina y guía espiritual» desde siempre, una devoción que ha sido una constante en su vida.

Ser Hermana Mayor para ella es un hito significativo que la llena de «orgullo y reverencia». Su nombramiento es un reflejo de su profunda relación con la Virgen, la cual ha sido fomentada desde su infancia por su familia, especialmente por su tío Ricardo Rivera, quien promovió la restauración los zapatitos del Niño Jesús de la Virgen.

Lo más grande. La conexión de Rivera con la Virgen del Prado no es sólo espiritual, sino también tangible. Desde niña, ha participado en la limpieza de las ánforas y otros objetos litúrgicos. Quiere que sus nietas, Carmen y Lucía, sigan sus pasos en la devoción a la Virgen. Considera que la Hermandad ha progresado, especialmente en la inclusión de jóvenes y niños, un aspecto que ella valora profundamente: «Era necesaria la fusión, y es necesario atraer a los jóvenes a la Virgen», asegura.

Ella cree que la Virgen, durante el año, «quizás está un poco sola, a pesar del trasiego continuo de gente». Ese es uno de sus principales objetivos y de la nueva Hermandad, «que sean 365 días al año».  Rivera comenta que la patrona es «todo para Ciudad Real, y todo gira en torno a su imagen». Si Rivera tuviera que quedarse con un lugar, sin duda, se queda con la ventana del Camarín, donde se paraba cuando volvía de la escuela: «Es ahí donde la veo, donde la siento madre, amiga y vecina».