Analizar los carteles de la Feria y fiestas en honor a la Virgen del Prado de Ciudad Real es como adentrarse en una cápsula del tiempo que abarca más de siete décadas. Cada cartel es una ventana que nos muestra cómo han cambiado las expresiones artísticas y los valores culturales de la ciudad.

En este caso, el primero es de 1953 y el último, el de este año. Los primeros carteles, con sus colores vibrantes y motivos tradicionales, capturan la esencia de la España rural y devota. A medida que se avanza en el tiempo, se observa una transición hacia diseños más modernos, donde la influencia de nuevas corrientes artísticas y la tecnología se hacen evidentes. En el recorrido visual, se puede observar cómo los carteles comienzan a adoptar influencias más modernas, integrando nuevas tendencias artísticas y estilos gráficos que marcan cada década.

Esta transformación es visible en el uso del color, la tipografía y la composición, que evolucionan a la par que lo hace la sociedad. Los carteles sirven de bando anunciador de la Feria, pero también narran la historia de una comunidad que, sin dejar atrás sus raíces, se ha adaptado a los tiempos.

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A veces con cierta polémica en torno a su diseño. Otras, con indiferencia. En ellos, se entrelazan la devoción a la Virgen del Prado, la alegría de las fiestas populares y la evolución de Ciudad Real, convirtiéndose en auténticas piezas de arte que documentan el pulso de una sociedad en constante transformación.