"Burro es un autorretrato del 'working class' de los animales, del animal de tiro, del animal de carga, del animal del camino, del animal que ha sufrido todos nuestros maltratos, todos nuestros desdenes y que, de alguna manera, nos permite contar la historia del ser humano desde una perspectiva que pocas veces la hemos podido ver". Álvaro Tato define de esta manera Burro, una obra de la compañía Ay Teatro que desembarca en el Festival de Almagro este viernes y sábado y que llega con grandes críticas allí donde se ha representado. Su protagonista, actor casi único en escena, Carlos Hipólito logró hace días el premio como mejor intérprete del Festival de Cáceres. Además, Ay Teatro tiene el marchamo de ser una compañía que en cada montaje ha crecido. Cinco representaciones lleva en Almagro con cada uno de sus cinco obras y el boca a oreja, entre varios minutos de aplausos al apagar las luces, ha funcionado como punto de atracción ante una compañía que une como nadie lo clásico y lo moderno, siempre con obras 'basadas en', aunque con un texto original de Tato.
De la pluma de Tato han salido, junto a sus compañeros, todas las obras de teatro de Ron Lalá, su otra alma, pero también grandes montajes de la Compañía Nacional como La Dama Duende, El Alcalde de Zalamea o El Perro del Hortelano. Se trata de una de las personas que mejor conoce el barroco español y en él se inspira para narrar esta historia que aborda la historia de la humanidad "desde el amigo invisible, que muchísimas veces ha sido víctima, y siempre ha sido compañero".
"Burro es una obra de teatro musical en la que uno de los mejores actores de España - Carlos Hipólito - encarna a este personaje, a este burro de 6.000 años que, a través de los grandes textos de la literatura, nos va contando su aventura vital", explica Tato. Se lo cuenta además a un espectador de todas sus desgracias, su sombra, "mientras un incendio avanza hasta la parcela vacía donde le tienen encadenado". "Eso es lo que genera también la urgencia por contar y la necesidad de dejar un testimonio de su vida, de su relación con los seres humanos y de alguna manera hacer un retrato del ser humano a través de un burro".
Un autorretrato de la humanidad llamado 'Burro'Tato explica que al componer esta obra, él y Yayo Cáceres, el director con el que comparte este proyecto y también director en Ron Lalá, pensó en un inicio en diseñar la obra como un monólogo, con Hipólito sobre el escenario. Al final optaron por crear una obra con las mismas condiciones que todas las demás, con "la impronta musical que tiene todo lo que hace Yayo como artista, como creador, como director". Así hay tres musicazos en escena que acompañan a Carlos Hipólito, como son "Manuel Lavandera con la guitarra, que es un inmenso guitarrista, a Iballa Rodríguez con la flauta y a Fran García con la percusión. Además, Iballa y Fran son grandes actores", que dan la respuesta a Hipólito allí cuando la necesite. "En realidad es una obra de teatro musical disfrazada de monólogo de un burro", resume Tato.
EL TEATRO CLÁSICO COMO UNA FIESTA
Ay Teatro trae con este su quinto proyecto a Almagro y lo hace con una identidad propia forjada a través de obras que "buscan un equilibrio, un juego permanente, entre el teatro y la literatura clásica y la contemporaneidad" que se hace "de la manera más honesta". A modo de ejemplo, Tato recuerda que en Todas hieren y una mata intentaba "redefinir la comedia de capa y espada a través de la figura de la mujer, que no deja de ser la dama una de las figuras que siempre está como en la gran cuestión sobre la libertad, sobre el libre albedrío, sobre lo que se puede y no se debe hacer". Mientras, Malvivir trataba sobre las pícaras y Vive Molière, giraba en torno al mundo de los comediantes. Ahora Burro es un personaje muy 'outsider'". Con estos argumentos se quiere "contar desde los márgenes" historias universales. "Desde los límites vas alumbrando nuevas formas, nuevos reflejos, del Siglo de Oro y del mundo clásico", indica el dramaturgo, para resumir que "Ay teatro es un laboratorio de experimentos, una posibilidad de explorar mil caminos, de trabajar con actores tan maravillosos como hemos trabajado".
Un autorretrato de la humanidad llamado 'Burro'Además de lo clásico, Tato destaca una manera de hacer teatro que tiene Ay Teatro en la que se busca la "energía" del público para lograr su complicidad. "Es una propuesta de Yayo Cáceres, el teatro como fiesta, que es también una de las cosas que reivindicamos. Tanto en Ron Lalá como en Ay teatro, siempre pensamos o intentamos soñar un teatro que sea puramente festivo, que sea tragicómico, que plantee llanto y risa mezclado y que devuelva o que proponga con el espectador la relación más cercana posible, más pura y más potente"..
A esto se suman otros factores. En Burro recuerda hay "un genio de las tablas, en primer lugar. Un maestro de la interpretación, alguien que ha hecho del teatro, de la actuación, un arte tan sublime que parece fácil". El segundo aspecto clave es "un relato que va a sorprender, que puede sacar alguna lágrima, pero sobre todo algunas risas y emociones que vienen del campo, que vienen de la naturaleza, de ese animal siempre denostado".
"Creo que es un espectáculo para disfrutar, para escuchar, para sentir y a lo mejor también para salir del teatro y respirar hondo y darnos cuenta de que estamos en el medio del campo, que en realidad en Almagro das tres pasos hacia cualquier lado y encuentras ese mundo, o te reencuentras con ese mundo que tenemos repensar". De hecho, Tato señala que la llamada España Vacía "siempre ha sido España, siempre ha sido nuestro lugar. Como dice Sófocles: 'honra a la tierra, honra a tu madre'. Así que Burro es un canto a la tierra".
Un autorretrato de la humanidad llamado 'Burro'TEBAS Y CALDERÓN
Mientras se representa esta obra, Tato se encuentra ya embarcado en un sexto proyecto para Ay Teatro pensado en unir en una sola obra las tres grandes obras del ciclo bélico de Tebas. Tebanas es el título para juntar Edipo Rey, Las Siete Contra Tebas y Antígona, con un elenco que son un coro de jóvenes que se van a ir transformando los distintos personajes, con mucha música en directo y con "un libreto en verso".
Mientras, en un año donde hay tantos textos basados en Calderón de la Barca resulta llamativo que un dramaturgo amante del autor no haya hecho nada suyo. "Calderón está cuidadísimo y, ahora, tenemos que ir a por Lope también", bromea. "Creo que es un motivo para felicitarse y para alegrarse la cantidad de talento y de talento joven, que está volcado en repensar a los tres o cuatro grandes dramaturgos europeos". Además, Tato destaca que se hace "sin complejos, sin prejuicios".
Esa modernidad es un aspecto que lleva años trabajándose y en la que Tato dio un impulso a través de varios de sus montajes, como el Quijote de Ron Lalá o el duelo de genios entre Cervantes y Shakespeare de Folía. "De alguna manera, en las últimas décadas nos hemos podido quitar varios de los prejuicios que todavía pesaban sobre el teatro clásico y en particular sobre Lope y Calderón". Esto ha permitido "poder montar el Calderón más festivo, más divertido, montarlo en otra época, hacerlo de manera reconstruida, releerlo, reescribirlo. Jugar con Calderón de todas las maneras, de la misma manera que los anglosajones juegan con Shakespeare". Esto es clave, porque como él, "ahora tenemos ya varias generaciones de artistas capaces de dialogar con ese clásico desde mil lenguajes" y la manera de hablar con la literatura universal que tiene Álvaro Tato se podrá ver este viernes y sábado.