La economía española logró un crecimiento de 8 décimas en el segundo trimestre del año, lo que llevó la tasa interanual al 2,9%. Funcionaron las exportaciones, el consumo y la inversión. Por supuesto, el turismo siguió tirando y puede conseguir al cierre del año una cifra récord que nos acerque o incluso supere a Francia. Lo mejor no es sólo que sea histórico el número de visitantes sino también el montante de divisas que se dejan los extranjeros.
El resultado adelantado por el INE en lo que atañe a la inflación de julio también muestra una mejora del dato. El efecto escalón en este caso es beneficioso por lo que los precios moderaron su subida el pasado mes hasta el 2,8%, el nivel más bajo en los últimos doce meses. Otra cosa será la media del año que los expertos sitúan por encima del 3% dada la resistencia de los precios de los servicios.
Hasta aquí el cuadro de las grandes cifras. Pero, realmente la vida de las empresas y las familias no muestra esa buena tónica. Gran parte del consumo de los hogares se está realizando a crédito. De hecho, el Banco de España lleva meses alertando del crecimiento de los créditos al consumo, con un aumento que ya rondan el 8%. La cesta de la compra sigue intratable y el recibo de la luz para millones de españoles ha vuelto a escalar hasta cifras nuevamente complicadas de asumir con sueldos medios muy bajos. Si hablamos de la vivienda, encontrarla y poder pagarla, es todo un hándicap.
Si bajamos otro escalón de la vida diaria, el paro real sigue siendo espeluznante, más si eres joven o mayor de 45 años. Tenemos a 800.000 jóvenes que ni estudian ni trabajan y casi 900.000 hogares donde todos sus miembros están en paro. Somos el farolillo de Europa y de la OCDE. Ya ni hablamos de los cerca de 800.000 trabajadores que tienen varios trabajos, pluriempleados, para llegar a fin de mes. Y todo esto en un contexto en el que España bate récords de pago de impuestos y costes laborales, que hacen que el Estado lleve tres años recaudando como nunca y sin que los miles de millones de los fondos europeos lleguen a la economía real. ¿De verdad, hay que felicitarse?