Dos medallas de un extraordinario mérito

Eduardo Gómez
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Jesús Gil y Gemma Arenas repasan su éxito en el Mundial Skyrunning con la selección de la Federación Española de Deportes de Montaña

Gemma Arenas, a la derecha, tras llegar a meta. - Foto: ISF

Jesús Gil y Gemma Arenas conquistaron respectivamente la medalla de plata y de bronce en la prueba UltraSky del Desafío Urbión, prueba celebrada en la provincia de Soria sobre 70 kilómetros y 4.500 metros de desnivel positivo y que era valedera como Mundial Skyrunning.

Los dos atletas manchegos aportaron medallas a la selección española de la Federación de Deportes de Montaña, por lo que no podían ocultar su satisfacción.

Jesús Gil calificó esta medalla de plata como "el mayor éxito deportivo de mi carrera. Era el principal objetivo de la temporada y ser subcampeón del mundo del deporte que tanto amo y me gusta es algo increíble. Todavía lo estoy asimilando, no soy consciente de lo logrado", ha asegurado.

Jesús Gil, a la izquierda, tras llegar a meta.Jesús Gil, a la izquierda, tras llegar a meta. - Foto: ISF

"Desde el principio salí primero porque era mi baza, aprovechar las partes que eran más de fuerza y no tanto de técnica. Cuando llegamos a la zona técnica, tuve calma. Aunque me adelantaron tres, supe perder el menor tiempo posible para ir adelantando primero al trecero y luego al atleta japonés. A partir de ahí pude administrar mi ventaja y la verdad que estoy muy contento, tanto por la carrera como por el público, voluntarios y gente de la Federación. Me llevaron en volandas hacia la meta. Estoy muy agradecido a todo el mundo que me ha apoyado y me ha escrito, el éxito es también de ellos", ha indicado.

Por su parte, Gemma Arenas, que añadió un nuevo bronce a su extraordinario palmarés, confesó que "fue un día muy duro, pero con una recompensa impresionante. Esta medalla de bronce me sabe a oro después de todo lo que me tocó sufrir". "Al principio tuve varias caídas y en una de ellas me golpeé en las costillas. Me penalizó un poco porque me costaba en las subidas y a la mitad de carrera me encontré un poco floja. El día anterior también me había bajado la regla. Así, no pude seguir el ritmo de las dos primeras y me encontraba sin energía en las piernas. La verdad que lo pasé mal, pero a falta de 16 kilómetros intenté cambiar el chip y llegar a meta como fuese. No podía fallar a la familia y amigos que se habían desplazado ni tampoco a la gente de la Federación, por lo que pude salvar la medalla de bronce", recordó.