Yahya Sinwar es el enemigo público número uno de Israel; el objetivo más buscado en Gaza. Y es que el líder político de Hamás dentro de la Franja y autor intelectual de los ataques contra suelo hebreo del pasado 7 de octubre es el verdadero poder del grupo, quien dirige todos sus movimiento internos y las negociaciones en el exterior. Y, según todas las informaciones de la Inteligencia de Tel Aviv, se encuentra escondido en los túneles subterráneos levantados por el movimiento extremista a lo largo del enclave.
Tras el fin de la única tregua vivida en la zona desde hace tres meses, el pasado 1 de diciembre, el Ejército judío emprendió una nueva fase de la guerra, adentrando sus tropas terrestres en el sur de Gaza, concretamente en Jan Yunis, segunda ciudad del enclave y bastión de Sinwar, que nació en su campo de refugiados hace 61 años. Los Servicios Secretos creen que ahora se esconde allí, con sus guardaespalas y sin comunicarse con nadie para no ser localizado después de huir del norte en un convoy humanitario al comienzo de la guerra.
En estos más de tres meses de guerra, Tel Aviv se ha jactado de haber matado a decenas de comandantes de las Brigadas al Qasam, brazo armado de Hamás. Incluso hace unos días mató en un bombardeo en Beirut al número dos de la rama militar del movimiento, Saleh al Arouri, pero no han dado todavía con un escurridizo Sinwar, considerado el cerebro del brutal ataque del grupo en suelo israelí el 7 de octubre, que incluyó el lanzamiento de más de 4.000 cohetes y la infiltración de unos 3.000 milicianos, que mataron a más de 1.200 personas y secuestraron a otras 240. «Eligió enviar a carniceros a nuestras casas para matar bebés. Cuando decidió atacar Israel, firmó su propia sentencia de muerte», afirmó sobre él el portavoz del Ejército israelí, Peter Lermer.
Tanto el primer ministro, Benjamin Netanyahu, como líderes militares, se han referido a Sinwar desde que comenzó la guerra como un «hombre muerto andante», pero lo cierto es que el líder islamista ha eludido ser atrapado al menos en dos ocasiones en las últimas semanas.
La rehén Yocheved Lifshitz, de 85 años, que fue liberada por el grupo a las dos semanas de su cautiverio, indicó que Sinwar fue a visitar a varios de los secuestrados que retenían en un túnel pocos días después del ataque y les dijo en un correcto hebreo que estuvieran tranquilos porque allá se hallaban seguros. Los detalles sobre ese encuentro subterráneo se mantienen casi en secreto, pero la Inteligencia israelí ha interrogado a los cautivos que lo vieron para reunir más información.
En Tel Aviv no tienen dudas de que Sinwar, que siempre ha representado la línea dura de Hamás, fue quien planificó al dedillo el ataque de octubre gracias a que ha estudiado a ese territorio y a su sociedad minuciosamente ayudado por su dominio del hebreo, que aprendió en sus casi 23 años en una cárcel israelí. «Es una persona muy inteligente que invirtió en su desarrollo intelectual y en una comprensión profunda de la sociedad israelí», afirmó Betty Lahat, exdirectora de la prisión Hasharon donde estuvo Sinwar.
Fue sentenciado a cuatro cadenas perpetuas por Israel en 1989 por planear el secuestro y asesinato de dos soldados israelíes y cuatro palestinos «colaboracionistas» al frente de los servicios de seguridad de Hamás, pero fue liberado en 2011 como parte de un canje de 1.047 presos palestinos por la devolución del soldado Gilad Shalit.
En 2017 fue elegido jefe de Hamás dentro de la Franja de Gaza, supervisando las operaciones tanto políticas como militares, por detrás de Ismail Haniyeh, quien preside el buró político de Hamás exiliado en Catar y más centrado en temas diplomáticos y en labrar relaciones con países afines dentro de la región.
Aunque sea el número dos, se ha convertido en el verdadero poder en la sombra dentro de Hamás, en contacto directo con el ala militar que opera en Gaza liderada por Mohamed Deif -el otro «buscado» por Israel-, por quien pasan todas las decisiones importantes.
Nacido en Jan Yunis, bastión de apoyo palestino a la Hermandad Musulmana, el dirigente fue arrestado por primera vez por Israel en 1982, con 19 años, por «actividades islámicas», época en la que se ganó la confianza del fundador de Hamás, el jeque Ahmed Yassin.
Dos años después de la fundación del grupo, en 1987, creó la temida división de seguridad interna del grupo, Al Majd, guardiana de la «moralidad islámica» y azote de cualquier sospechoso de colaborar con Israel. Según los funcionarios israelíes que lo interrogaron en prisión, Sinwar confesó orgulloso haber asesinado con sus propias manos a colaboracionistas y en su estancia en la cárcel demostró sus dotes de liderazgo con una mezcla de magnetismo e intimidación.