El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha mostrado hoy confiado en que todas las comunidades se sienten a negociar la financiación autonómica y se pueda alcanzar un acuerdo, al tiempo que insiste en defender la igualdad entre territorios y en que la región «nunca» admitirá un sistema de bilateralidad. Así lo señaló a preguntas de los medios de comunicación durante su visita a Molina de Aragón, en Guadalajara, donde participó en el acto de recepción de su Parador Nacional.
«Me quedo con el planteamiento que hizo el presidente del Gobierno de un Pacto de Estado que obviamente pasa también por un pacto de Estado con el Partido Popular, habida cuenta de que la mayoría de los Gobiernos autonómicos son ahora mismo del Partido Popular», señaló. Page apostilló que ve que «es de sentido común». Es más, el propio presidente autonómico tuvo la ocasión de planteárselo verbalmente al presidente del Gobierno de España esta misma semana en un acto en el que coincidieron en Albacete.
García-Page ha confiado en que todas las comunidades, incluida Cataluña, «que se ha negado a sentarse a discutir», pronto «se sienten en la misma mesa» para hacerlo. Espera que así lo haga, pues denuncia que hasta la fecha «no se ha podido llegar a un acuerdo porq ue la Generalitat en manos independentistas se ha negado a sentarse a discutir».
Ante la posibilidad de un trato 'singular' a Cataluña, Page volvió a insistir en que Castilla-La Mancha no lo tolerará. «Desde luego, nunca vamos a admitir un sistema de bilateralidad», agregó García-Page, que ha reiterado la defensa de igualdad entre territorios. Esgrime que la reforma del sistema tiene que incorporar a todas, salvo a las dos únicas que la Constitución deja fuera con un sistema propio, que son Navarra y País Vasco.
Esta semana la tensión entre el Gobierno de España y el de Castilla-La Mancha sobre el debate de la financiación autonómica se ha relajado un poco, toda vez que Pedro Sánchez ha asumido que todas las comunidades tienen singularidades a las que hay que atender. En el caso de Castilla-La Mancha esa singularidad es sobre todo la dispersión de su población en muchos núcleos rurales, algunos con muy pocos habitantes, lo que supone un mayor coste de los servicios públicos.
Se le suma que Castilla-La Mancha es una de las cuatro comunidades que se ha visto más perjudicadas con el sistema de financiación actual y que además es la región a la que menos se le ha incrementado las entregas a cuentas desde 2015.