Santa Cruz de Mudela se ha quedado sin patrona. Se la llevaron hace unos días, cuando en la madrugada del 9 al 10 de junio, forzaron una de las puertas de entrada del santuario y destrozaron el grueso cristal que protege la hornacina donde estaba la imagen de Nuestra Señora de las Virtudes. Los sensores de movimiento y la alarma «no funcionaron correctamente», y fue tres días después cuando el párroco y los arciprestes de la zona Mancha Sur alertaron de lo sucedido al entrar a rezar a la Virgen tras una de sus reuniones. «Nuestra madre no está en casa», exclamó uno de los catorce sacerdotes. Habían robado a la patrona.
Desde entonces, la Policía Judicial de Valdepeñas sigue con «sus investigaciones», aunque fuentes de la Guardia Civil reconocen a este medio que se trata de una investigación «difícil» por lo «aislado del paraje», el lugar donde se encuentra el santuario, a unos siete kilómetros del casco urbano, y donde se veneraba la patrona. Una zona considerada la «joya de Santa Cruz de Mudela», comenta su alcalde, Joaquín Dotor, con «mucha arboleda» y con unas 150 viviendas, la «mayoría segunda residencias» con solo unas cuatro familias que viven de forma permanente.
Desde que se conoció la noticia, el pueblo está «consternado» y los vecinos no hablan de otro tema. Incluso han intentado movilizarse con batidas para buscar a la Virgen con ayuda de Protección Civil, pero «eso puede ocasionar más problemas, ya que no tenemos ningún indicio de que pueda estar en la zona tirada, y porque esas gestiones ya las ha avanzado la Guardia Civil. Es mejor dejar trabajar a los profesionales».
De pequeñas dimensiones, «su valor material es nulo pero el valor sentimental que tiene para nosotros es inconmensurable», apunta Dotor, quien recuerda que la patrona solo abandona el santuario dos veces al año para ir a Santa Cruz de Mudela. Una, de ellas el 8 de septiembre, cuando se celebran sus fiestas patronales y sale en procesión. Y otra, continúa diciendo, ayer, cuando «iba a visitar a los enfermemos con la celebración de una eucaristía en el pueblo» acompañada por la banda de música para regresar después al santuario. Pero tras su desaparición, el párroco, la hermandad y el Ayuntamiento, con el objetivo de dar continuidad a la tradición, decidieron «poner un cuadro de la Virgen en la horcina para que fuera venerada por devotos y enfermos».
Un suceso que no solo ha conmovido a Santa Cruz de Mudela, también a otras muchas localidades, cuyas hermandades han trasladado todo su apoyo a la localidad como han sido las de Pozuelo, Malagón y Castellar de Santiago, entre otras muchas.