Desde que fue nombrada, su teléfono no ha parado de sonar y de recibir mensajes. Virginia Zaldívar Puebla (23 de enero de 1988, Ciudad Real) era elegida la pasada semana dulcinea 2024, en un acto en el que compartía honores con sus dos damas, María Mateo y Sofía Martín-Portugués. De padres almadenenses, está casada con Emilio Ruiz, gerente de la Cooperativa Tierra de Calatrava de Miguelturra, y es madre de una pequeña llamada Aurora, a la que se pretende llevar a todos los actos que pueda. Técnico de Comunicación en la Cámara de Comercio, es la primera dulcinea periodista.
¿Cómo están siendo estos primeros días como nueva dulcinea?
Con un aluvión de llamadas, mensajes y felicitaciones. Es algo que no me esperaba, y denota la trascendencia de esta figura. Todo fue muy rápido porque no sabía que el mismo día que nos hacían la entrevista personal el jurado iba a decidir. Aún lo estoy asimilando, pero estoy con mucha ilusión y ganas.
Virginia Zaldívar, dulcinea 2024. - Foto: Tomás Fernández de Moya¿Cuándo pensó en la posibilidad de llegar a ser dulcinea?
Es algo que llevaba muchos años planteándomelo. Me tuve que marchar a Madrid para formarme, pero con la idea de regresar a Ciudad Real, trabajar aquí y formar una familia. Creo que es el mejor sitio donde se puede vivir y tengo mucho arraigo. Así empecé a plantearme que me gustaría llegar a ser algún año dulcinea.
¿Por qué este año?
Virginia Zaldívar, dulcinea 2024. - Foto: Tomás Fernández de MoyaFue todo muy rápido. Yo tenía ganas y en un acto se lo comenté a José Luis Ruiz, presidente de la Cámara de Comercio, y me animó. Me dijo que a él le iba a hacer ilusión también y que en el trabajo iba a tener facilidades para poder compatibilizarlo, así que ese fue el último empujón que necesitaba, porque era necesario para mí. Hice la inscripción, me llamaron, hice la entrevista personal y me eligieron.
¿Cómo lo ha recibido su familia?
Al principio mis padres eran recelosos, me decían que por qué me había metido en este lío, pero después se han sentido muy orgullosos y muy contentos. Ellos son más tranquilos, más caseros, pero a mí me encanta participar en la vida social de la ciudad, tanto por obligación profesional, acudiendo a diferentes actos, como por ocio.
¿Qué significa para usted ser dulcinea?
Es poder representar a la mujer manchega, a la mujer ciudadrealeña, con su carácter, poder contribuir con nuestras tradiciones, nuestra cultura y nuestro arraigo. Para mí el principal objetivo es contagiar ese arraigo con la tierra, que creo que se está perdiendo, sobre todo a los más jóvenes, contagiarlo y que se vuelvan a vivir todas las tradiciones al máximo, que sientan lo que yo siento.
¿Cuál cree que es el carácter de la mujer manchega?
Cada persona tiene su propio carácter, pero puede haber rasgos comunes, y creo que las mujeres manchegas en general somos humildes, cercanas, amables y campechanas, pero cada vez más formadas y muy válidas para hacer cualquier cosa, mujeres que son madres y que trabajan. Tiramos para adelante con todo lo que haga falta.
Una dulcinea experta en comunicación debe saber vender bien Ciudad Real y sus fiestas. ¿Cómo lo haría?
La Pandorga es una fiesta imprescindible, y no solo para los ciudadrealeños, sino que es un reclamo para la gente de fuera. Ciudad Real tiene que potenciar su turismo cultural y festivo. Luego la Feria y fiestas tiene un programa muy amplio, con conciertos, el baile del vermú, procesiones, toros y muchos momento para disfrutar con la gente que quieres, con la alegría que se respira esos días en sus calles, para evadirnos de la rutina. Pero no solo esto, porque también tenemos el Carnaval, que lo vivo mucho, con el Domingo de Piñata marcado en mi calendario;y la romería de Alarcos, que además está vinculada con nuestros orígenes, y me encanta. Tampoco me la pierdo, pasando el día con la familia y rindiendo homenaje a la Virgen de Alarcos.
Siendo dulcinea y la responsabilidad que ello conlleva, ¿cree que va a poder disfrutar de las fiestas tanto como otros años?
Creo que las voy a poder disfrutar de otra manera, pero lo que está claro es que no me voy a perder nada. Voy a disfrutarlas de un modo más intenso, como nunca lo he hecho hasta ahora.
Y acompañada de las damas de honor... y también de su hija. ¿Dos dulcineas en una?
Así es, me gustaría llevármela a todos los actos que pueda, y ya lo he consultado. Será como recuperar la figura de la dulcinea juvenil.