Ciudad Real estrena la campaña estival con casi 19.000 piscinas que sirven para aliviar la primera ola de calor con temperaturas por encima de los 40 grados centígrados. El Catastro es el que pone cifras al número de piscinas 'sin cubrir' que hay en Ciudad Real: 18.864. Son casi 500 más que hace un año y se abren sin ningún tipo de restricción en un verano en el que siete de cada diez municipios vive en situación de emergencia por falta de agua, según los últimos partes de sequía de las confederaciones hidrográficas del Guadiana y del Guadalquivir.
La capital es el municipio más poblado y el que más piscinas tiene. Supera las 2.000. Salen a una piscina por cada 35 habitantes. Su situación es de emergencia por sequía. En la provincia, el número de usuarios por piscina no cubierta es de unos 26 por cada instalación. Destacan localidades como Valdepeñas, donde hay más de un millar, o Argamasilla de Calatrava, el tercer municipio donde más piscinas hay: 984, mientras en Daimiel la cifra de piscinas también supera las 900, hasta 960 se contabilizan desde el Catastro, que hace unos años puso en marcha una campaña para sacar a la luz todas estas instalaciones que no estuvieran 'legalizadas'.
El censo de piscinas disponibles apunta que Santa Cruz de los Cáñamos es el que menos piscinas tiene en la provincia, dos, mientras que en localidades como Villamayor de Calatrava, el Catastro suma 175 piscinas para una población de poco más de 600 habitantes. Hay una por cada tres personas. «Están, sobre todo, en el sur, en el límite con Argamasilla de Calatrava», explica el alcalde, Juan Antonio Callejas. «Son antiguas huertas a las que sus dueños, al abandonar la actividad agrícola, las han reconvertido en chalés y las albercas son ahora piscinas». Eso, unido a una orografía «muy plana», según Callejas, ha favorecido la apertura de estas instalaciones que han 'vaciado' la piscina municipal: «La usan ahora gente de los municipios limítrofes», reconoce el alcalde, que también apunta que este número de piscinas privadas no supone un problema por el consumo de recursos. «La mayoría reutilizan el agua de un año para otro. Cuando acaba la temporada de baños, esa agua no se pierde», añade.
Sin embargo, ese consumo sí preocupa. En la Mancomunidad del Gasset, zona que en el último informe de la Confederación Hidrográfica del Guadiana aparece pintada en rojo por emergencia ante la sequía, ya solicitaban antes del verano, en primavera, hacer un uso «responsable» del agua de las piscinas. El entonces presidente de la Mancomunidad, Casimiro Pastor, indicó que la recarga, en el caso de que fuera necesario, debía hacerse con agua de pozos y no con agua potable, apuntando, además, al elevado coste que supondría en este último caso, dado que en la tarifa se gravan los consumos más altos. En la cuenca del Guadiana, hasta inicios de junio, solo las mancomunidades de los Molinos y Llerena, en Badajoz, tenían fijada la prohibición de llenado de piscinas. En Ciudad Real, en la zona del Guadiana, son más de 70 los municipios declarados en emergencia, tres más en alerta y hay una docena en prealerta. La situación más preocupante por la falta de agua es la que se da en el Jabalón, un embalse técnicamente muerto y del que se abastecen Almagro, con 420 piscinas, o Bolaños de Calatrava, donde hay más de 500 piscinas detectadas por el Catastro. Aquí, su alcalde, Miguel Ángel Valverde, en mayo, lanzó un bando para pedir un uso «racional» del agua y que no se llenasen las piscinas privadas. En Corral de Calatrava, el año pasado, el entonces alcalde, Andrés Cárdenas, llamó con «extrema urgencia» a la población a reducir el consumo de agua ante una sequía que ha secado la Vega del Jabalón y prohibía directamente el llenado de piscinas, 54 según el Catastro. Este año, la nueva alcaldesa, Rosa Suñé, reconoce que la preocupación se mantiene. «Desde mayo, con las fiestas, ya lanzamos mensajes de concienciación sobre el uso del agua» que, asegura, han funcionado «porque el consumo se va ajustando» a la realidad de que el agua es un bien cada vez más escaso.