El público del Teatro Quijano disfrutó a lo grande en el concierto que el miércoles por la noche ofreció el clarinetista cubano Paquito D’Rivera, hasta el punto de que el respetable coreó canciones como el Hola don Pepito bajo las indicaciones del compositor e intérprete.
Parte del recital estuvo dedicada a las canciones del disco Por la Rivera de Paquito, de Carlos Cano y Hernán Milla. Así, sonaron en esta velada temas como Brussels in the rain o La flor de la Cayena que tuvieron su trocito de magia. Además de la maestría de Hernán Milla (piano) y Carlos Cano (flauta travesera), el concierto fue la ocasión de conocer a otros músicos, como Yuvisney Aguilar que hizo auténticas locuras con la percusión o Ivan Ruiz Machado, con el contrabajo o Georvis Pico con la batería.
Otro de los momento estelares de la gala llegó cuando Paquito D’Rivera convirtió el Adagio de Mozart en la excusa perfecta para llevar «al músico más conocido de la historia» hacia el terreno de los ritmos antillanos, del mismo modo que recordó que Chopín venía «de la parte caribeña de Polonia».
Con el sustrato musical de D’Rivera como argamasa, fue con la puesta en escena de Con Chucho corriente abajo cuando se produjo uno de esos momentos extraños. De repente, los micrófonos se acoplaron con un característico agudo. Con todos los músicos manos arriba o instrumento abajo, el aplauso cerrado desde el patio de butacas ayudó a recomponer la situación y que la banda completara la pieza.
El concierto estuvo marcado por la intensidad de los aplausos y un cierre con el público puesto pie, una batería que había comenzado antes incluso de que sonara la música, puesto que en los instantes previos al recital, Milla anunció que el próximo ciclo de Universijazz se cerrará el día 27 de octubre en el Quijano con el saxofón de Pedro Iturralde.