Durante ocho años, Francisco Martínez Arroyo estuvo en el equipo del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Primero como consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural y después en la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural. Tras su cese, ha vuelto a su puesto como Ingeniero Agrónomo del Ministerio de Agricultura y hoy presenta su libro titulado El resurgir del agro, donde recoge sus planteamientos sobre el sector agroalimentario. Será, a las 12.00 horas, en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos. Universidad Politécnica de Madrid.
Presenta hoy El resurgir del agro. ¿Es su primer libro?
No, no es el primero. De hecho, a finales de enero del año pasado publiqué otro de la recuperación de los artículos escritos en el blog Siglo XXI. Y en este caso, el director de la editorial agrícola me propuso que escribiera mis ideas sobre el sector agrario en un libro, y me puse manos a la obra. Se trata de un libro fruto de la experiencia de mis años como consejero en Castilla-La Mancha y de mi etapa en diferentes cargos. En mi cabeza tengo una idea de cómo debe ser el sector agrario y eso es lo que he intentando plasmar en el libro. Es una visión personal de lo que necesita el sector para tener futuro.
¿Y qué es lo que necesita el sector para tener futuro?
Primero, identificar los diez retos más importantes. Eso es lo que he hecho en el libro, los planteo, los analizo y a partir de ahí aporto soluciones. Por simplificar, creo que hay que hacer una apuesta decidida por un modelo de agricultura y ganadería familiar, un modelo al que estamos acostumbrados en Castilla-La Mancha y en toda España, pero donde cada vez está habiendo más dificultades para sobrevivir por la entrada de fondos de inversión y de grandes empresas que están gestionando cada vez más explotaciones y que están dificultando ese papel tan importante en el punto de vista económico y social en el medio rural que es la agricultura familiar. Hay que defender ese modelo, que es el nuestro, y por el que hay en España cerca de un millón de explotaciones. Es el modelo que hay que preservar, y sobre el que se construye el relevo generacional, la presencia real de las mujeres en los órganos de decisión, en las empresas y en las organizaciones representativas del sector. Todo estas cosas habría que desarrollarlas y hacer un planteamiento nacional en esa dirección.
Pero para eso también es necesario poner a disposición de los agricultores el acceso al agua.
Efectivamente. Es necesario que haya bancos de agua en las confederaciones hidrográficas. En Castilla-La Mancha, con la Confederación del Júcar, esbozamos un modelo en esa dirección. Era la primera vez que se ponía a disposición de los jóvenes un banco de agua público en esa confederación. El futuro de la agricultura no se puede entender sin el acceso al agua. En el libro también planteo la creación de un banco de tierras, algo muy importante que no se ha hecho, de cara a que los profesionales tengan acceso a la tierra a precios rentables para ser competitivos.
Habla de agua. ¿Qué le parecen las nuevas reglas del trasvase Tajo-Segura?
Se ha avanzado muchos en los últimos años. Es una de las cuestiones de las que más orgulloso me siento de mi etapa como consejero porque alcanzamos acuerdos con el ministerio que disminuía la cantidad a trasvasar en el caso de que los embalses estuvieran en el nivel 2. Además, el establecimiento de caudales mínimos es otro avance, y creo que aquí la región se va a ver beneficiada. También creo que la apertura de la Tubería de la Llanura Manchega es un hito muy relevante en materia de agua porque garantizará el acceso al agua de calidad y cantidad suficiente en importantes municipios. Pero hay que seguir avanzando, aunque la sociedad cada vez está más convencida de que las cuencas del Guadiana, del Segura y del Tajo tienen que ser autosuficientes, y que el acceso al agua para uso distinto del consumo de boca tiene que venir de fuentes distintas que la interconexión entre cuencas, y para eso están las desaladoras.
En este asunto, ¿es importante abandonar la ideología y el sectarismo?
La ideología siempre es buena para conseguir las cosas porque permite orientar las políticas en la dirección que plantea cada una de las formaciones. Eso no es malo, lo que es malo es el sectarismo. La ideología ayuda a construir y una ideología puede pactar con otra, pero el sectarismo no ayuda a que la sociedad progrese. Creo que los avances que se han producido es porque se ha planteado la cuestión con criterios objetivos que han beneficiado a Castilla-La Mancha.
En sus años como consejero se implicó mucho en la integración de las cooperativas. ¿Cree que es clave para ese futuro?
Por supuesto, y en Castilla-La Mancha se ha avanzado mucho. Creo que la manera de proteger al eslabón más débil de la cadena alimentaria, que son los agricultores y ganaderos, es que haya empresas grandes que sean de su propiedad capaces de competir en los mercados globales.
¿Qué opinión tiene de las actuales modificaciones de la PAC?
Son un avance, una propuesta rápida del ministerio en respuesta a las demandas del sector que permite flexibilizar una parte importante de los requisitos para la PAC, sobre todo la de este año, pero creo que de cara al futuro hay que ser mucho más ambicioso. Siempre he hecho una apuesta por eliminar los derechos históricos, es decir, que las ayudas no se cobren en función de lo que se cultivaba hace 20 años y que todos cobren igual, que no se priorice a unos agricultores frente a otros. Es muy necesario un modelo de convergencia de las ayudas, ya que eliminaría mucha burocracia y los empresarios tendrían la garantía de saber qué ayudas cobrarían todos los años. Queda mucho por hacer, y creo que se debería haber sido más ágil en esta reforma de la PAC, pero es verdad que esta Política Agraria Comunitaria nos protege a todos.