El periodista de Puertollano Alberto Rojas, corresponsal especializado en emergencias y conflictos armados, asegura que en la guerra de Ucrania ha sido testigo "de un crimen atroz", porque ha visto "la agresión sangrienta de una potencia nuclear contra un país soberano".
Rojas hecho esta afirmación en una entrevista concedida a EFE con motivo de la reciente publicación de su tercer libro `Vivir la guerra: la guerra de Ucrania desde las trincheras´, donde recoge en detalle su experiencia por el país en guerra, con el objetivo de documentar la realidad humana tras la invasión rusa.
El libro busca agrupar en una narrativa las historias dispersas que el periodista de El Mundo ha publicado durante la guerra, ofreciéndole al lector un panorama más amplio de la invasión rusa.
Alberto Rojas. - Foto: Jesús Monroy (EFE)"Mi intención era reflejar la condición humana en medio de una situación tan devastadora", explica Rojas, que añade: "Hemos recorrido 40.000 kilómetros para capturar la realidad de los combates, los bombardeos y la resistencia del pueblo ucraniano".
Nacido en Puertollano en 1977, Rojas ha dedicado su carrera a cubrir crisis humanitarias, conflictos armados y movimientos migratorios y ha compartido con EFE detalles de su trayectoria, que lo llevó desde las aulas de Historia en Ciudad Real hasta convertirse en reportero de guerra.
Considera su formación universitaria en Historia en Ciudad Real esencial para adquirir el bagaje cultural necesario para ejercer como periodista, ya que comenta: "Siempre he vivido el periodismo como la historia en presente".
Finalizados sus estudios, cursó el Máster de Periodismo de El Mundo, cuya primera edición coincidía con el final de su licenciatura, y también cursó un Máster en Fotografía Documental, en el que tuvo como profesora a la reconocida fotógrafa Cristina García Rodero, también natural de Puertollano.
Esta formación complementó su visión periodística, aportándole una mirada visual que se refleja en muchas de sus crónicas, a la vez que durante sus prácticas en la sección de Deportes, comenzó a gestar su sueño de convertirse en reportero internacional.
"Empecé en Deportes porque era donde había un hueco, y fue una gran decisión. Tenía un jefe excepcional, Borja Echevarría, que ahora está en El País, y aprendí muchísimo sobre la profesión, pero pronto me di cuenta de que el trabajo de redacción no era para mí. Soy un culo de mal asiento, siempre quise ser reportero', asevera.
Así, en 2011 decidió seguir su pasión, sacó un billete de ida a Sudán, donde investigó la historia detrás de la fotografía del niño y el buitre capturada por Kevin Carter que le valió el premio Pulitzer de fotografía, y que un mes después se suicidó.
Este trabajo, que se publicó un domingo en la portada de El Mundo, marcó un antes y un después en su carrera, subraya el periodista, que apunta: "Ahí me di cuenta de que esto era exactamente lo que quería hacer".
Desde entonces, Rojas ha recorrido algunos de los territorios más peligrosos del mundo, como el Congo, Somalia o la República Centroafricana, y al respecto detalla: "Mi trabajo siempre ha consistido en buscar acceso a lugares donde nadie más ha estado, negociar permisos y contar historias que a menudo pasan desapercibidas".
Su experiencia incluye también coberturas sobre la crisis migratoria en Lesbos, la epidemia de Ébola en África y el conflicto en Siria.
"He aprendido que el ser humano es capaz de lo mejor y lo peor. He visto saqueos en Ucrania similares a los que ocurren tras desastres naturales en otras partes del mundo, o como en el que ha ocurrido hace unas semanas en nuestro país, pero también he sido testigo de una solidaridad impresionante, como los voluntarios que cocinaban para soldados en la primera línea del frente", relata Rojas.
Desde el terreno, Rojas ha publicado tres libros que reflejan su evolución como periodista y su compromiso con dar voz a quienes no la tienen.
En 2015 publicó África, la vida desnuda, una obra que explora las complejidades del continente africano a través de sus viajes y coberturas.
En 2019 incursionó en la ficción con Sangre de lobos, una novela de espionaje ambientada en la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, con Vivir la guerra, se adentra en la crónica del conflicto en Ucrania, ofreciendo una mirada íntima y desgarradora de una guerra que ha marcado la historia reciente.
En cuanto a la evolución del conflicto de Ucrania, el periodista entiende que con la llegada de Trump "se abre una ventana de oportunidad para un alto el fuego. Ambos países están agotados, y Estados Unidos podría jugar un papel clave en las negociaciones. Aunque esto no garantice una paz duradera, podría ser un primer paso".
Por otra parte, el periodista admite que el miedo ha sido un compañero constante, pero también una herramienta. Al respecto, matiza: "El miedo te mantiene alerta, pero el pánico es peligroso. El periodismo de emergencias requiere calma en medio del caos, y creo que esa capacidad es lo que me ha permitido seguir adelante".
Con más de dos décadas de experiencia, Alberto Rojas sigue demostrando que el periodismo no sólo se trata de informar, sino de dar voz a quienes no la tienen.
En este contexto, 'Vivir la guerra' es un testimonio de la importancia de estar en el lugar de los hechos, incluso cuando las circunstancias son extremas.