Desde 1984, la Asociación Cultural Amigos de la Zarzuela (ACAZ) fundada por los promotores de la Semana de la Zarzuela, se ha erigido en un pilar de la lírica regional. Lo que comenzó con solaneros interpretando fragmentos de La Rosa del Azafrán ha florecido en una compañía consolidada -ahora bajo el nombre del añorado maestro Andrés Uriel- que ha cosechado éxitos notables, como la emotiva representación completa de La Rosa del Azafrán en 1988, presenciada por las hijas del autor, Federico Romero.
Bajo la dirección artística de Luis Romero de Ávila, su repertorio incluye obras emblemáticas que continúan enriqueciendo la cultura manchega. La Tribuna habla con él en vísperas de la 41ª edición de la Semana de la Zarzuela, que dará comienzo el 18 de octubre.
¿Qué aspectos destaca para esta próxima edición de la Semana de la Zarzuela?
Este año hemos querido cambiar la imagen que promociona la Semana de la Zarzuela. Hemos tratado de innovar y ha cambiado mucho. La gente lo ha aceptado bastante bien, aunque ha habido alguna crítica. Otra cosa muy importante como novedad será en el acto inaugural. Antes era un recital puro y duro, y va a cambiar este año. Uno de los mejores barítonos de España, Antonio Torres, se encargará de hacer una suerte de sainete muy agradable y muy atractivo.
A lo largo de estas cuatro décadas, ¿cómo ha evolucionado la Semana de la Zarzuela?
La zarzuela es zarzuela y no puede innovar de ninguna manera. El producto que entregamos al público que acude es ese, zarzuela. Es lo que quieren ver. Aunque sí que ha habido una evolución interna de la Asociación. Nuestras jornadas escolares, por ejemplo, son un ejemplo en España. Intervienen más de doscientos o trescientos niños en edad de Educación Primaria y hacen zarzuela. Y, por supuesto, también ha habido una evolución en todas las asociaciones que participan en Arte Escena Solanera, algo muy de nuestra localidad.
Esta será su primera edición al frente de la Asociación Cultural Amigos de la Zarzuela, ¿cómo la afronta?
Hay que tener en cuenta que llevo 31 años como vicepresidente, así que no soy nuevo y no me sorprende. He estado desde la primera edición de la Semana de la Zarzuela con Antonio García-Cervigón. Sí que es la primera como presidente, pero es algo que llevo dentro desde hace más de cuarenta años. Fui director escénico de la compañía Andrés Uriel y esto ha sido simplemente un 'seguir' el camino de García-Cervigón. Sabía lo que me iba a encontrar y sabía lo que queríamos conseguir entre todos.
¿Qué criterios siguen en el grupo lírico para seleccionar las obras o los artistas?
En este año en concreto, se participará en el acto inaugural con Antonio Torres y la compañía 'Colombia', que va a ser un espectáculo inédito. Contaremos con la participación total del grupo solanero. Por otro lado, tenemos La rosa del azafrán con una nueva producción en la que no vamos a cambiar nada, por supuesto, pero sí daremos un toque a bailes y coreografías que harán que, posiblemente, la gente cuando la vea se sorprenda de una manera amable. Creo que van a ser de un gran nivel.
La zarzuela se suele percibir como algo clásico. ¿Cómo se llega a la gente joven? ¿Qué estrategias están implementando?
Con esto nos encontramos una paradoja. En La Solana, con 'Zarzuguiñol', tenemos a muchos niños participando. Melisa de las Heras lleva viniendo casi diez años con un espectáculo de zarzuela para niños. Suelen agotarse las entradas y no sólo de colegios solaneros, sino de toda la comarca. Hay grupos de veinte o treinta niños de otras localidades que vienen a 'Zarzuguiñol'. Hemos tenido más de mil niños apuntados, lo que viene a decir que la zarzuela no es sólo para la gente mayor. Los más jóvenes salen encantados de ver un espectáculo de este calibre. Nosotros solemos decir: «Dejad que los niños se acerquen a la zarzuela».
¿Cómo valora el apoyo institucional y del público en la promoción de la zarzuela?
Si no fuera por ellos no podríamos existir. Necesitamos y agradecemos el apoyo, tanto de todas las instituciones, administraciones, así como de las empresas privadas que participan económicamente. Y no sería solamente en el apartado económico. La cultura debe estar apoyada por las instituciones. Y eso nos obliga a nosotros a responder con un espectáculo impresionante y que sea digno de ofrecer. Estamos declarados como Fiesta de Interés Turístico Nacional e intentaremos serlo internacional. Sin ir más lejos, este año el acto inaugural, con la compañía de zarzuela 'Colombia', dará un espectáculo digno de ver. Este era una de los deseos de Antonio García-Cervigón y lucharemos por ello.
¿Tiene usted alguna anécdota memorable de estos más de cuarenta años?
Son muchas las que tengo porque es mucho tiempo involucrado. Pero no olvidaré cuando venía Fernando Argenta a La Solana, que luego ponía en televisión y radio, y se comportaba como uno más entre nosotros. Entonces yo interpretaba los papeles cómicos, el que se sube a la escalera -el moniquito- y Argenta llegaba, cogía la escalera y cantaba con nosotros. Nos decía que se lo pasaba extraordinariamente en La Solana. Esto también pasaba con Pedro Lavirgen.
Y en la actualidad sigue pasando, porque María Rodríguez es una fuera de serie y siempre nos dice que está encantada de venir a La Solana, igual que Antonio Torres. Vienen los más grandes y la gente con más nivel, y eso lo recuerdo siempre.
¿A qué se debe eso?
Porque la representación que hacen aquí en La Solana tiene un acento lírico que no tiene nada que ver cuando se hace en otro escenario. El teatro Tomás Barrera tiene tanto prestigio en el mundo de la zarzuela que lo que se hace allí es otra cosa.
¿Qué le espera a la Semana de la Zarzuela? ¿Y a la asociación?
Mucha ilusión. Siempre. Parece que vamos a hacer ahora la primera edición y estamos en la edición cuarenta y una. Más de cuarenta años, que son mucho y a la vez nada. Pero todo es poco para lo que queremos conseguir por la zarzuela. Es un bien inmaterial de la humanidad y tiene que ser vida. Es el espectáculo musical lírico más representativo de España. Es la vida en una calle, y eso lo vemos cuando hacemos en julio la zarzuela en la calle y la gente nos mira, y esa es la vida que se hacía antes, cuando se representaba en las calles por nuestros antepasados. Queremos seguir y no dejarlo.