La falta de precipitaciones que se registran en la provincia de Ciudad Real y las extracciones de agua para garantizar los cultivos en el Alto Guadiana han provocado un importante descenso de las reservas del Acuífero 23, que podría situarse en los 200 hectómetros cúbicos. Así lo ha indicado a Efe el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), Samuel Moraleda, quien en una entrevista a Efe ha explicado que esta situación les llevará a estudiar establecer "limitaciones" en el régimen de extracciones. Moraleda ha recordado que el antiguo Acuífero 23 se divide ahora en tres masas de agua: Mancha Occidental I, Mancha Occidental II y Rus-Valdelobos, cuya situación hídrica compromete el mandato del Plan Hidrológico Nacional que establece "claramente y con rotundidad" que se deben tomar medidas para alcanzar el buen estado cuantitativo y químico de las masas de agua subterráneas. El presidente de la CHG ha indicado que aunque las cifras de vaciado que están manejando no son definitivas, a falta de que el Instituto Geológico Minero (IGME) presente su informe antes de la celebración de las futuras Juntas de Explotación, la evolución piozométrica de las masas de agua subterránea "no es buena". En este sentido, ha señalado que las cifras de vaciado "rondarán los 200 hectómetros cúbicos de agua", puesto que en algunos puntos de este gran embalse subterráneo el descenso del agua se sitúa en algunos puntos entre los 2,5 y 1,30 metros. La situación climatológica tan desfavorable que se viene registrando en los últimos seis años y el hecho de que se esté regando con "toda normalidad" hace que la tendencia del acuífero a agotar sus reservas "sea preocupante". Desde septiembre del 2013 a septiembre de 2019 el descenso es generalizado en todos los piezométros de la red, y en algunos casos se superan los 11 metros y, en otros, se aproxima a los 10 metros de descenso. Este hecho, ha indicado, no puede llevar a pesar que todo va bien, y aunque es verdad que hubo un periodo húmedo que permitió recuperar algo de reservas, la tendencia sigue siendo al descenso. Por eso, ha advertido de que "es necesario que todos seamos conscientes de una situación como ésta, para tomar las medidas que garanticen el uso responsable y eficiente del agua". Y ha apuntado que deben ser las propias comunidades de usuarios de aguas subterráneas las que "autorregulen el uso de los recursos disponibles, proponiendo además medidas que ayuden a lograr que a medio plazo la agricultura se sostenible". "Es una responsabilidad de todos conseguirlo", ha dicho Moraleda, quien ha recordado que avanzar en alcanzar los objetivos ambientales de las masas de agua debe ser avanzar en la planificación como el único camino de "garantizar la pervivencia de las explotaciones agrarias en el territorio". El último informe del IGME sobre el estado que presentaba el Acuífero 23 cifraba que existía un déficit de agua de 1.125 hectómetros cúbicos, al haber registrado las tres masas de agua que lo componían un descenso entre los años 1980 y 2018 de 9 metros sobre el que sería su nivel normal. Según este informe, aunque el año hidrológico 2017-2018, que fue clasificado como húmedo en todas las estaciones pluviométricas, rompió la secuencia de cuatro años hidrológicos secos (2013-2017), las precipitaciones no tuvieron su reflejo en la recuperación del acuífero. De hecho, los niveles piezométricos reflejaron entonces un descenso generalizado con respecto al año anterior de 0,82 metros en la masa de agua Mancha Occidental I, de 2,69 metros en la masa de agua Mancha Occidental II, y de 3,34 metros en la masa de agua Rus-Valdelobos.