Si hay que buscar una definición de democracia puede que la respuesta con mayor consenso sea que es una forma de gobierno en la cual existe participación popular y en la que los ciudadanos pueden elegir y controlar, de manera directa o indirecta, a los gobernantes que los representan. Por lo tanto, el momento en el que la ciudadanía acude a las urnas para elegir a sus representantes puede considerarse como la fiesta de la democracia, ya que es ese instante en el que el ciudadano introduce su voto en una urna, el pilar sobre el que se apoya este modelo.
El caso es que, hasta ahora, los palentinos no se habían enfrentado a tal celebración democrática en pleno julio y a más de 30ºC. Sí en plena Semana Santa hace cuatro años, entre desfile y desfile de la Pasión, y también, unos meses más tarde, bajo la amenaza de una ola de frío que obligó a abrigarse a los votantes, pero lo de ejercer el derecho al sufragio activo en chanclas, bañador y camiseta, atuendo que más de uno y de dos lucirán hoy, es la primera que se da.
Es normal que los medios de comunicación, los analistas y sociólogos y, sobre todo, los partidos políticos, se pregunten cuántos de los 137.641 palentinos con derecho a voto -o cuántos al menos de los 130.131 que residen en el país- vencerán la tentación de disfrutar de un día de playa o piscina para desplazarse hasta su colegio electoral.
A quienes les va a dar igual porque no tienen posibilidad de elegir quedarse en casa va a ser a los trabajadores de Correos porque, desde primera hora de la mañana, tendrán que entregar en las 334 mesas electorales de la provincia los votos enviados por correo. Y no va a ser pocos, porque el 9,2% de los palentinos residentes en España, 12.039 para ser exactos, ha elegido esa vía para ejercer su derecho al sufragio.
La empresa estatal ha batido y gestionado un récord sin precedentes y, pese a haber estado bajo la lupa de la duda, ha resuelto con éxito un reto mediante un despliegue logístico que culminará hoy cuando se entreguen los votos cursados por correo en las mesas electorales de toda la provincia.
Tampoco podrán elegir entre playa y urna los 1.002 miembros de las 334 mesas electorales de la provincia, ni los más de 652 agentes de la Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local que velarán por garantizar la seguridad de la jornada; ni los 334 representantes de la Administración, los 35 empleados públicos de la Subdelegación del Gobierno o los miembros de las juntas electorales.
En definitiva, que como en toda buena fiesta que se precie, en la de la democracia que se celebra hoy a unos les toca bailar y a otros poner copas. Solo hay que esperar al final para ver quién es el que se lleva a la chica más guapa.