El convento de las Terreras será mucho más que un centro de interpretación de la gastronomía, el vino y la artesanía. Aunque lo prioritario ahora es apuntalar las cubiertas, el equipo de Gobierno maneja varias propuestas para dotar de vida a este inmueble del siglo XVI. El alcalde de la ciudad, Francisco Cañizares, anuncia que el Consistorio ha recibido la solicitud de asociaciones y academias para instalarse en un edificio, que también podría albergar, como ya avanzó este diario, el anhelado Museo de la Semana Santa.
«Queremos colaborar con asociaciones y academias que han solicitado instalarse en el convento de las Terreras, aunque todavía no han hecho pública esta petición», comentó el regidor en declaraciones a La Tribuna. Considera que el proyecto global es «muy ilusionante» para Ciudad Real, aunque advierte que esta actuación, y la de los silos, «no son de una legislatura ni de dos, son proyectos de muchos años y muchos millones de euros, porque van a cambiar las zonas de la ciudad en las que se levantan». «Tienen que ser lugares de dinamización de sus barrios», apostilló.
El convento de las Terreras podría acoger ya eventos antes de que acabe el año. Por ejemplo, una cata de vinos y quesos en la zona del coro de la iglesia, que se adecuará para tal fin, además de para acoger exposiciones temporales. El valor del artesonado, con vigas de gran canto en madera tallada, y de las pinturas al fresco en las paredes, obligan actuar con los principios de mínima intervención y reversibilidad. En esta primera fase también se habilitará la zona de enfermería como espacio expositivo de la vida conventual y se creará un núcleo de aseos accesibles. La otra gran actuación se hará en el patio de la entrada principal, que se adecuará para degustaciones gastronómicas.
Francisco Cañizares también ve con optimismo la instalación del Museo de la Semana Santa en el convento de las Terreras, «en un barrio donde se vive especialmente esta celebración religiosa». Sería en una fase posterior y de la mano de las hermandades y de la iglesia, que son las que cuentan con el patrimonio. Antes, incluso, se plantea la posibilidad de que el convento pueda albergar la salida de procesiones, siempre que la reforma del edificio deje alguna puerta con las dimensiones suficientes para sacar los pasos y, por supuesto, con el beneplácito de los cofrades. «Las instalaciones del guardapasos son buenas, pero, sin duda, mejoraríamos lo que tenemos», insistió el alcalde, que añadió, sin nombrar a ninguna hermandad, que «la respuesta ha sido muy positiva».