Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


Los fachas están en Valencia

21/03/2025

En ocasiones veo fachas. Es la versión progre de El sexto sentido avalada por Sánchez mucho antes de su llegada a la Moncloa. Sin airear lo primero, no se habría mantenido en la presidencia del Gobierno. Jamás. El discurso del miedo como probada garantía de éxito. Aventar la ultraderecha, la fachosfera o la derechona radical como amenaza directa que pone en riesgo no sé qué y no sé cuánto.  
Estos días los fachas se han amontonado en Valencia. Han surgido como las setas en otoño: donde menos te lo esperas. Los mimbres ya los tenían. ¡Mira si serán fachas que tuvieron a un torero como vicepresidente de la Generalitat! Lo que menos importa es que sí se le conoce oficio -y beneficio-, cosa que no pueden decir todos en política. Además, los valencianos son gente trabajadora y emprendedora -delito también fascista-, que a la vez se afanan en conservar las tradiciones: la pólvora y la devoción a la Virgen de los Desamparados, la Mare de Deu; las bandas de música y los toros en cualquiera de sus expresiones más populares.
En la Comunidad Valenciana, Mazón ha sorprendido con un conejo moribundo de la chistera para sacar adelante los presupuestos de la Generalitat para 2025. Las cuentas le interesan, su supervivencia política, mucho más. Sin lo primero estaría firmando el acta de defunción cuya sentencia está escrita desde el mismo 29 de octubre. Se lo dirán las urnas o se lo impondrán los suyos, a la vista de que las sugerencias no han surtido efecto. De momento, ya tiene presupuestos, y muy fachas, porque suprime todas las partidas destinadas a Memoria Histórica, salvo aquellas obligatorias para la identificación de cadáveres. También quieren eliminar por completo las subvenciones a las entidades o asociaciones que promuevan los paisos catalans, algo que solo pueden promover fascistas con pedigrí. La supresión de todo lo que tenga que ver proyectos incluidos en la agenda 2030 o aumentar las deducciones fiscales por hijo. También de fachas. Y lo que ya es el culmen de la fachosfera es cargarse las subvenciones a ONG que apoyan la inmigración ilegal. O destinar una partida a pruebas fiables de diagnóstico de edad para los que llegan sin papeles.
Esta semana te han contado sin pestañear que los fachas están en Valencia. Son los mismos que justifican que un grupo de radicales tratara de impedir con violencia a Macarena Olona dar una conferencia en la Universidad de Granada. Son los mismos que llaman cerda a una representante de Vox en TVE. Son los mismos que pactan con Bildu tras blanquear sin sonrojo su pasado. Y son los mismos que aceptan que Cataluña apenas acoja a 20 o 30 inmigrantes menores de edad mientras aplauden que Madrid -gobernada por fachas- asuma más de 700, siempre que no vayan a centros ubicados en municipios gobernados por el PSOE. Fachas son también los que gritan contra ese pacto y luego se lo comen con papas. 
El relato está muy claro y lo tienen perfectamente controlado. Toca Valencia. El tiburón ha olisqueado la sangre ante una pieza extremadamente debilitada. Eso es parte del juego político. Otra cuestión bien diferente es que te engañen con un discurso que hace tiempo quedó en evidencia. Si hay un partido xenófobo y racista es Junts y, por lo general, todo el independentismo catalán. Su proyecto se desmorona cuando pierden una identidad que ellos mismos han puesto al borde del precipicio. Se trata de defender una cultura y un modelo de vida sin necesidad de excluir a ninguna otra. Pero eso tampoco lo entienden, ni los indepes ni los que pactan con ellos, aunque los fachas estén en Valencia.