El «gran atasco» tendrá que ser eliminado manualmente

M. E.
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El Ayuntamiento reconoce la gravedad del problema, al que se le está intentando dar solución

Cuatro operarios trabajan en la zona del atasco en la calle Toledo. - Foto: Tomás Fernández de Moya

Mañana se cumplirá una semana de actuación en el corazón de Ciudad Real para solucionar el «gran atasco» que se ha detectado en la red de saneamiento, en palabras de la concejal de Urbanismo, Yolanda Torres. Aquona, que ha desplegado un amplio equipo humano, tres camiones y maquinaria especializada, sigue empleándose a fondo para intentar solucionar este problema cuanto antes, aunque de momento no hay una fecha fijada.

Desde el Ayuntamiento no se oculta la gravedad de este atasco, el más importante en los últimos años, ocasionado por la gran cantidad de residuos sólidos que se han ido acumulando durante los años de sequía, y que con las últimas lluvias caídas ha desplazado el agua, taponando una de las arterias principales de la red, la que transcurre por debajo de la calle Toledo.

Según ha informado a este periódico la edil responsable, se está a la espera de recibir unas piezas especiales, denominados obturadores ovoides, que sellarían una sección de la red, liberándola totalmente de agua, permitiendo así que operarios de Aquona desciendan y retiren, manualmente, la «enorme cantidad» de residuos. Las grandes dimensiones de este tapón ha provocado que no haya espacio para que ese desatascamiento lo pueda realizar una máquina. «Ya intentó descender una persona, pero se comprobó que aún quedaba agua, así que hasta que no se pueda hacer con total seguridad, no se volverá a intentar», dejaba claro Torres.

Con la aplicación de esos obturadores con forma de ovoide y la canalización de las aguas residuales por la superficie, gracias a sendos baipases que se han instalado en la unión de la calle Toledo con Calatrava, y en la esquina de la calle Toledo con la calle Rosa, la zona donde se ha localizado el gran tapón quedará habilitada para poder bajar y trabajar en ella.

Desde el Ayuntamiento, Torres hacía un llamamiento a la «concienciación ciudadana» para que no se arroje al inodoro residuos como toallitas húmedas, bastoncillos, compresas o tampones. «Aunque sean productos que parecen biodegradables, tardan hasta 50 años en disolverse en el agua», aclaraba, y recordaba que lo único que se disuelve con rapidez al contacto con el agua es la celulosa del papel higiénico. Cuando se solucione el problema, será el momento de valorar lo que le ha costado a las arcas municipales.