"Ver una foto gigante, en tu pueblo, es todo un orgullo"

Ana Pobes
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Desde septiembre, su verdadera esencia, esa que afortunadamente llegó a encontrar, se expone a ojos de todo el mundo, de sus vecinos, en el Museo Municipal de Valdepeñas

Ana Garrido Santos observa el mural - Foto: LT

Ana Garrido Santos nació en Valdepeñas, ciudad en la que se crió hasta que se fue a estudiar Medicina a Madrid. Allí, recuerda, empezó a nutrirse de otro tipo de cosas que le hicieron dejar la carrera y empezar a buscar su esencia verdadera y «posibles lugares donde pudiera encajar». Y lo hizo en fotografía y postproducción formándose en Diseño Gráfico y Dirección de Arte, donde «empieza una perspectiva que acaba por definirse», comenta. 

Desde septiembre, su verdadera esencia, esa que afortunadamente llegó a encontrar, se expone a ojos de todo el mundo, de sus vecinos, en el Museo Municipal de Valdepeñas, que cuenta con un nuevo acceso desde la calle Pintor Mendoza a través de una pequeña plaza, decorada con un mural basado en una de sus fotografías. «El mural, que es un trabajo maravilloso realizado por mi compañero Rubén Serrano, lógicamente me ha hecho mucha ilusión y alegría. Ver una foto tuya en dimensión gigante y en el pueblo donde naciste, creciste y está tu familia es todo un orgullo», señala con satisfacción. 

Un sueño cumplido por el que agradece al alcalde de Valdepeñas, Jesús Martín, y a todo el equipo de Cultura por pensar en ella y «entrar a formar parte de la historia del arte de Valdepeñas». «Saben mucho de arte y cultura y tienen muchísima experiencia, por lo que el camino con ellos también me ha traído aprendizaje. Al final, cuando más aprendes es haciendo las cosas con gente que sabe y tiene esa generosidad», apunta. 

Recuerda, en declaraciones a La Tribuna, que la fotografía la realizó en plena pandemia, «cuando estábamos todos encerrados haciendo pan y creando cosas para sobrellevar el proceso de la mejor manera posible». Durante ese tiempo, Garrido volvió a recuperar y leer la obra La mujer de casa, de Louise Bourgeois, y esa foto, apunta, «es claramente inspiración, copia y homenaje». La cabeza de una mujer está encerrada en una casa. «¿Está prisionera de la casa y lucha por salir? o es más bien al contrario, se está refugiando y protegiendo en su propia paz mental y física?», se pregunta Garrido, quien manifiesta, además, que al final siempre le han interesado esos contrapuntos y límites, «esas contradicciones en las que nos sumergimos los humanos continuamente». «Lo flexible dentro de lo rígido o lo inquietante, lo orgánico dentro de lo organizado. Es una mezcla de arquitectura y carne», continúa argumentando. 

No es la primera vez que sus trabajos se exponen en su ciudad natal, pues no hace muchos años algunos de sus proyectos se expusieron en el Centro Cultural La Confianza, aunque reconoce que le gustaría que sus iniciativas se vieran plasmadas en otros muchos lugares del mundo. De momento, se encuentra inmersa trabajando en la exposición para el circuito San Felipe, en Bogotá (Colombia) y en este mes de octubre participará en el Festival de Arte Contemporáneo, en Barcelona. 

Asegura que no es ese tipo de fotógrafo que guarda en su memoria el día, la hora y el minuto exacto en que cogió una cámara por primera vez, aunque recuerda que empezó a coger una cámara en serio cuando estudió diseño y después, lógicamente, fotografía. Pero se acuerda también de ver a su padre haciendo siempre fotos. «Él es un artista vestido de paisano que pinta y dibuja fenomenal. Me acuerdo de la Rolleiflex y de la Pentax y la Polaroid que ahora las tengo yo», señala.