Este 2 de abril está marcado en azul en el calendario, el color que simboliza el autismo. Hoy es el día mundial del Trastorno del Espectro Autista (TEA), que provoca una discapacidad en comunicación y en las interacciones sociales a quienes lo padecen. Al contrario que otros tipos de discapacidad intelectual, no lleva asociado ningún rasgo físico diferenciador, lo que en muchos casos les hace invisibles para el resto de la sociedad. Pero el TEA está ahí, posiblemente más próximo de lo que parece, e incluso dentro del entorno más íntimo. Por ello, bajo el lema 'Autismo cerca de ti', este año se ha puesto en marcha una campaña de sensibilización que persigue generar un cambio de actitud en la ciudadanía que desemboque en comprensión, tolerancia y respeto hacia las personas con autismo y sus familias.

Como ya hizo hace dos semanas con motivo del Día Mundial del Síndrome de Down, La Tribuna, en colaboración con la Diputación y Laborvalía, no ha dudado en poner su grano de arena en este reto, asumiendo con humildad pero con orgullo su cuota de responsabilidad social como medio de comunicación. Gracias al apoyo de Autrade (Asociación Regional de Afectados de Autismo y Otros Trastornos del Desarrollo)este periódico ha pasado una jornada muy especial con tres ciudadrealeños con autismo, a los que subía al escenario del Teatro Quijano para que puedan ser alumbrados por los focos y para que puedan recibir el aplauso y reconocimiento del gran público. Un gran público que, en su mayoría, desconoce que ellos, con su singularidad, son capaces de todo, aunque en muchos casos son víctima de mitos y falsas creencias que repercuten de manera negativa en su calidad de vida, en la de ellos y en la de sus familias.

David Garrido (34 años), José Luis Malagón (30) y Pablo Rodríguez (25) son los tres 'valientes' que aceptaron el ofrecimiento de La Tribuna. Tres jóvenes con muchas cosas en común y muy distintos a la vez, pero que comparten ese deseo de que, algún día, puedan vivir en una sociedad que les observe con plena normalidad. Son conscientes de su discapacidad, saben que, como ellos lo definen, necesitan un poco más de tiempo o algo de ayuda para hacer las cosas bien. Pero nada más. Y este es el mensaje que lanzan a los lectores y a todos los vecinos de Ciudad Real y su provincia.

David Garrido, Pablo Rodríguez y José Luis Malagón (de izquierda a derecha) posan con el superhéroe de Autrade en las butacas del Teatro Quijano. - Foto: Rueda VillaverdeDavid, el menos hablador de todos, es un apasionado de los coches y de la geografía, con un gran conocimiento de países y sus capitales. Además, le encanta bucear por webs y redes sociales delante de su ordenador, y disfruta escuchando música de los 80 y 90. Está cursando una cátedra en la Facultad de Derecho, con otros 16 compañeros, auspiciada por la Fundación Carrefour, para que en un futuro pueda encontrar una salida laboral en esta empresa. Él reclama a la sociedad que se les trate con «dignidad» y que se respeten sus «derechos». Lo expresa con un volumen bajo, pero con una claridad y contundencia atronadoras.

El más dichararecho de los tres es Pablo, natural de Carrión de Calatrava. Cuando asegura que de pequeño tenía problemas para expresarse, pocos le creen debido a su simpatía y locuacidad. Toca los platillos y la percusión en la banda de música de su pueblo y se enorgullece de saberse de memoria los nombres de los patrones y patronas de la gran mayoría de los pueblos de la provincia. Está esperando conocer qué plaza ha obtenido en la última oposición a la que se ha presentado como auxiliar administrativo para la Junta de Comunidades. Además, se está sacando el carnet de conducir; aprobado el teórico, ahora va a por el práctico. Y todo esto compatibilizándolo con su trabajo en el Museo del Quijote, donde participa en un proyecto municipal de digitalización de los fondos de la institución. Pablo pide para él y para sus compañeros «que nos ayuden a las personas con discapacidad, que nos echen una mano en todo lo que sea posible y que tengamos las herramientas necesarias para nuestro día a día».

José Luis es natural de Almagro y, lógicamente, le gusta el teatro. Pero también disfruta leyendo un buen libro (su preferido es El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas) o viendo una buena película. Pero lo que realmente le apasiona es el diseño gráfico, a lo que espera dedicarse algún día de manera profesional. Cursó el Bachillerato en la Escuela de Arte Pedro Almodóvar y también participa, junto con Pablo, en el proyecto del Museo del Quijote. Se le nota que no es la primera vez que habla para 'el gran público', tiene tablas explicándose, y de hecho admite que también le gustaría dedicarse a la docencia o a dar charlas; no en vano, posee un canal de Youtube con miles de suscriptores. Y utilizando esa claridad de ideas en su discurso, pide a la sociedad comprensión y que les consideren como lo que son: «Somos personas normales, no somos retrasados». Solicita la «ayuda» de todos, pero más que la económica por parte de las instituciones, que también, pide ayuda en lo que se refiere a una oportunidad laboral, «porque somos igual de válidos». Y a los que son como él, otro mensaje claro y directo: «Que no se rindan, que muchas veces vamos a tener las cosas complicadas, pero con trabajo saldremos adelante, aunque nos cueste un poquito más».

Con todos ustedes, David, Pablo y José Luis - Foto: Rueda VillaverdeJosé Luis está trabajando en esos momentos también en la transformación en figuras en tres dimensiones de los diseños que han ido confeccionando las diversas asociaciones de Laborvalía, en su proyecto Superhéroes Valorarte, para poder darles vida en un futuro con una impresora 3D.   

Su infancia

David, Pablo y José Luis son ahora tres personas que tienen claro su presente y el futuro que quieren alcanzar, pero hasta llegar aquí han tenido que recorrer (ellos y sus familias) un largo camino, y no siempre fácil. Los tres recuerdan, aunque sin rencor , que de pequeños sufrieron cierta marginación por parte de sus compañeros de colegio, que les miraban de un modo diferente. Un bullying que hoy en día no detectan en sus entornos más cercanos, aunque sí echan en falta más 'normalidad' a la hora de poder tener un grupo de amigos fuera de Autrade, o incluso poder tener pareja.

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