Acepta 8 años de prisión por abusar de un discapacitado

M. E.
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Las partes han acordado la reducción de la pena a la mitad, con el atenuante de que el procesado padece un trastorno mental

Pasillo de acceso a la sala de vistas de la Sección 1ª de la Audiencia Provincial. - Foto: Rueda Villaverde

Aprovechándose de la discapacidad intelectual de la víctima, reconocida por la Junta de Comunidades en un 65%, mantuvo relaciones sexuales con él hasta en dos ocasiones: la primera en el domicilio del acusado en Ciudad Real, donde vivía con su pareja, hermana de la víctima y también discapacitada; y la segunda en la localidad donde éste residía en una vivienda tutelada. Fue en agosto y en octubre de 2019, obligándole a realizarle felaciones y llegando a la penetración anal, en ambas ocasiones. Son hechos que ha reconocido esta mañana el acusado, de iniciales J. L. G. N. , de 52 años de edad, en la Audiencia Provincial, donde se enfrentaba a una petición de cárcel de 16 años. Sin embargo, todas las partes han llegado a un acuerdo para que este castigo se quede en la mitad, 4 años de prisión por cada uno de los dos delitos de abuso sexual, además de una orden de alejamiento de la víctima de 6 años y una indemnización de 3.000 euros.

Según ha explicado este periódico la fiscal, Mari Luz Campo, esa rebaja, de 16 a 8 años de cárcel, ha sido posible por el atenuante que se le ha aplicado al acusado por sufrir un trastorno mental por el que está en tratamiento psiquiátrico.

Se pone fin así a un procedimiento muy complicado, tanto para la víctima como para su familia, según aclaraba su abogada, Laura Moreno de la Santa: "Gracias a Dios todo esto ha terminado, porque han sido unos años durísimos para la familia. Ahora solo queda arroparle e intentar que pueda recuperar una vida relativamente normal". La letrada calificaba el acuerdo de satisfactorio ya que el acusado ha reconocido todos los hechos que se le imputaban, por los que deberá pagar en prisión. La víctima acababa por confesar lo sucedido a los monitores de la vivienda tutelada en la que vivía, que fueron los que daban la voz de alarma.