El barrio de San Juan de Tomelloso lleva años luchando contra la okupación ilegal de las viviendas. Se trata de un barrio «humilde» con unas 120 viviendas y donde la paz se vio alterada con la llegada de los okupas que se han adueñado de una veintena de casas. «La gente tiene miedo. Intenta asimilar la situación y al final uno se acostumbra a este tipo de convivencia, pero es triste», comenta el presidente de la asociación vecinal, Josué Benavente. Asegura que han sido muchos los que se han marchado y los que quedan «presencian robos, agresiones y amenazas».
«Se han producido intentos de robo a otros vecinos, que están durmiendo en su propia casa y ven por la mañana que le han roto una de las rejas. Todo el mundo tiene alarma en su casa. Ya forman parte de nosotros», lamenta Benavente, quien hace unos años sufrió una agresión por parte de uno de los okupas. La situación es tan insostenible que el vecindario ya no sabe qué hacer. «Hemos llamado a todas las puertas. Los políticos dicen que no pueden hacer nada porque la ley no nos ampara y los bancos ya no saben de quién son esas casas. Nadie se responsabiliza de esto. ¿Qué hacemos?», se pregunta el presidente de la asociación, quien ha puesto todas sus esperanzas en el nuevo Gobierno municipal.
El alcalde de Tomelloso, Javier Navarro, se reunió hace unas semanas con el subdelegado del Gobierno en Ciudad Real, David Broceño, a quien le trasladó la «preocupación» que existe por «la seguridad y la convivencia» en el barrio San Juan, donde se registra un elevado número de incidencias, robos y atentados contra la seguridad de las personas en la zona. Le pidió «dar una respuesta a los vecinos, que están realmente preocupados». «Consideramos que son excesivos y que no se corresponden con la bajada global de delitos que se constata en el conjunto de la ciudad», sentenció Navarro. Una situación que llevó a los vecinos de la barriada a salir a la calle con pancartas para pedir más seguridad. Fue en 2021, y tres años después la «situación es muy similar», lamentan. De momento, no tienen intención de realizar nuevas protestas a la espera de las actuaciones y decisiones que lleve a cabo el Ayuntamiento. «Queremos que se tomen más medidas porque no tenemos ni paz ni tranquilidad en nuestras propias casas. No queremos que se quede como un barrio únicamente de delincuencia», aseguran los vecinos.