En la época de Franco había un periódico que le criticaba más o menos, dentro de lo que cabe en una dictadura, y lo hacía por medio de chistes satíricos pero que ponían de relieve los abusos que se cometían en sus tiempos. La historia es más simpática de lo que parece, porque la frase completa era «cajín es a cajón lo que cojín es a equis, me importan tres equis que me cierren la edición».
Eso escribía La Codorniz, -la revista más audaz para el lector más inteligente, se auto titulaba-, cuando le amenazaron de cerrarle el periódico en la época franquista. Muchos bemoles del director.
Ahora con la nueva ley que saque el Sr. Sánchez para reprimir a los que no le den la razón, camuflada de «impedir el fango y el bulo», los periodistas van a tener que empezar a convertirse en codornicianos para criticar al gobierno.
Contra los bulos, las injurias y las calumnias existen varias leyes que vienen del franquismo, del suarismo y del felipismo. Uno es el derecho de rectificación, ley 2/84 de 26 de marzo, promulgada por Felipe, y en general el espíritu de la ley y del bien jurídico protegido era la difusión de la verdad, de manera que si alguien decía una calumnia, el calumniado, además de perseguir al calumniador en los Tribunales de Justicia tenía el derecho a que el mismo medio de difusión rectificara la información a instancias del perjudicado.
Si era una injuria estaba otra ley, la del derecho al honor, ley 1/82 de 5 de mayo, de manera que por la vía civil o por la vía penal el injuriado podía y puede pedir una rectificación del injuriante, una indemnización por mancillar su honor y que se publicase la sentencia en el mismo medio en el que había sido injuriado.
Claro que para ganar estos asuntos se le debía dar la razón en los Tribunales, pues si lo que se publicaba era cierto, el calumniado no tenía otra que callarse. Ajo y agua.
Ambas leyes están en vigor.
¿Qué más quieres Baldomero? Una estatua y un sombrero.
Así pues no es necesario presionar a nadie ni a la prensa por supuesto de la publicación de noticias, porque está el derecho de rectificación o el derecho al honor vivitos y coleando.
Lo otro, es decir, lo de amenazar a los medios antes de que se publiquen las noticias se llama censura. La censura suele existir en las dictaduras más radicales, que no creo que sea la nuestra, pero si alguien se quiere equiparar pues allá él.
En el franquismo, en el suarismo y en la época de Felipe solo existía la televisión pública,- Suarez bien sabía de eso porque fue el director general de RTV-, y la televisión pública seguía los mandatos del poder, porque si te apartabas te cesaban o cerraban el programa. Eso no puede pasar en una democracia como la actual democracia del 78 en España. Es una vergüenza que ni se intente.
Ni en la época de los romanos existió esa censura previa, y si no, solo hay que leerse los discursos de Cicerón contra César cuando ya había sido nombrado dictador. Se los tuvo que tragar, a ver si aprendemos historia.