Los indicadores de brecha salarial no son casuales, hay circustancias detrás que permiten, en cierto modo, dar respuesta a esas cifras. Uno de ellos podría ser la brecha de género que hay en los cargos profesionales y directivos, entre ellos el nivel de profesionalización académica que regentan las mujeres en la Universidad de Castilla La Mancha.
Con estos datos han trabajado desde el proyecto de divulgación científica Ciencias + Letras= CLAP que la UCLM ha llevado a cabo en colaboración con la Fundación para la Ciencia y Tecnología (FECYT), liderado por Esther Nieto, docente en la universidad regional y directora del departamento de Filología Moderna. esta iniciativa pretende llevar valores como la igualdad a las aulas de los centros educativos mediante la concienciación; motivo principal para el desarrollo de su estudio sobre la situación de las mujeres en el mundo académico. Esta investigación trabaja con cifras de alumnos y alumnas matriculadas en la Universidad regional con datos de los años 2013 y 2022.
En 2013 la presencia de mujeres lideraba las aulas universitarias donde se cursaban estudios de grado, una cifra que aumentó dos puntos para el año 2022, en el que las mujeres, en este caso, tuvieron una representación del 58%. Cuando los egresados deciden especializarse en máster, la representación de mujeres baja al 52%, una cifra que demuestra, según Nieto, «la pérdida de mujeres que se quedan por el camino y no llegan a este grado de especialización».
Indirectamente, estos datos pueden dar respuesta a algunas de las razones que evidencian la brecha salarial: las mujeres abandonan la formación al finalizar los estudios de grado universitario y los hombres, acceden a mejores puestos de trabajo por especialización. Por otro lado, dentro de la institución la brecha de género crece en las categorías profesionales de la docencia. Las mujeres son menos de la mitad dentro del profesorado laboral, un 47%. Cifra que disminuye en la categoría del profesorado titular, en un 44% y en el caso de las cátedras, las mujeres en 2022 fueron una minoría con una representación del 26%, según el estudio. Esta última cifra remonta el registro del año 2013, con sólo un 16% de mujeres catedráticas. «Hay un aumento importante pero insuficiente», apunta Nieto. «Estamos aún muy lejos del 50%». «Probablemente estemos en una realidad en transformación», asegura, porque con el paso de los años las cifras aumentan, un indicador evidente del crecimiento de la participación femenina en las cátedras universitarias.
Tras el análisis de todos los datos en su conjunto, las mujeres acceden al mundo laboral, en su mayoría, con menor formación y, por ende, acceden a puestos de trabajo menos retribuidos, a lo que se suma una merma de representación femenina en los altos cargos.