Sorpresa por su designación y responsabilidad e ilusión, a partes iguales, por el encargo recibido. Miguel Barba, jefe de servicio de Contratación, Patrimonio y Atención a la Ciudadanía en el Ayuntamiento de Ciudad Real, pronunciará mañana, en el Teatro Quijano, el magno pregón de la Semana Santa de la capital: «Una de las cosas más bonitas que le puede pasar a un cofrade es ser el pregonero de la Semana Santa de su ciudad». Titulado La luz del tiempo, realizará «una descripción emocional» de lo que representa para él esta celebración religiosa, pero «con un hilo argumental con el que creo que se van a sentir muy identificados todos los cofrades».
El abogado Miguel Barba dio sus primeros pasos en el mundo cofrade de la capital como nazareno de la Santa Cena, la hermandad de los estudiantes, cuando su vecino Luis Castillo era hermano mayor, antes de despedir a la niñez para saludar a la adolescencia. Reconoce que en su familia, a excepción de su abuela materna, no había mucho arraigo por la Semana Santa. Más adelante se apuntó a la hermandad de la parroquia de su barrio, la Flagelación, y empezó a salir de costalero con 16 años.
Asegura que es una persona tranquila, que relativiza mucho las cosas, aunque imagina que un rato antes de situarse en el atril del Quijano se pondrá un poco nervioso. «Por mi profesión, estoy acostumbrado a hablar en público y, además, el 90% de los asistentes serán cofrades a los que conozco. Creo que después de haber pasado por una oposición, esto es poca cosa», afirma entre risas. Los seis pregones de hermandades que ha dado hasta la fecha seguro que ayudan a atenuar el posible miedo escénico. Aficionado a la fotografía cofrade, ha colaborado en la edición de diversos carteles y en los libros Imagineros de la Luz y Passio, del salesiano Joaquín Torres, y suma dos premios, uno a nivel local y otro de ámbito nacional: «Soy autodidacta y me gusta, pero reconozco que mi nivel es medio-bajo», admite con humildad.
El pregonero asegura que la declaración de Interés Turístico Nacional de la Semana Santa de Ciudad Real es un reconocimiento «más que merecido» y, sin desmerecer a otras celebraciones, entiende que, «por implicación social, repercusión y patrimonio cofrade, a pesar de los estragos que hizo la Guerra Civil, tiene más nivel que otras que son internacionales». Aboga, en este sentido, por no dejar pasar el tren de la internacionalización, ahora que desde la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha se pretende apoyar el proyecto de la Ruta de Pasión Calatrava. «Tenemos que reivindicar nuestra Semana Santa: su recorrido será el que quieran darnos los políticos y el que luchemos los cofrades porque nos den», sentencia.