En cada rincón, en cada butaca, se respira el aroma del teatro, como si las mismas paredes guardaran los susurros de antiguas representaciones. El Teatro de Rojas, en la ciudad de Toledo, es mucho más que un edificio: es un testigo noble y silencioso de la pasión y el arte que ha perdurado a lo largo de los siglos.
Desde su humilde inicio en 1576 como Corral de Comedias, hasta el día de hoy, casi 450 años después, este coliseo ha resistido al paso del tiempo, conservando su arquitectura única y su magia incomparable.
Cada viga, cada columna, cuenta una historia. Sus asientos (ahora azules) guardan los susurros y aplausos de los espectadores. Es un lugar donde los sueños se hacen realidad sobre las tablas gastadas por el paso del tiempo, las emociones se desbordan y las risas y lágrimas se mezclan en una de las experiencias más exclusivas. Cada obra es única, cada día es un inédito.
Los visitantes disfrutan de las jornadas de puertas abiertas. - Foto: Yolanda LanchaEsta semana, además de la Semana Santa, se ha celebrado el Día Mundial del Teatro y para festejarlo el Teatro de Rojas abrió sus puertas de par en par, invitando a todos a sumergirse en su mágica atmósfera, a sentir la energía que flota en el aire y a ser parte de su legado.
El Teatro de Rojas, dedicado al autor toledano del Siglo de Oro, Francisco de Rojas Zorrilla, fue construido sobre el antiguo corral de comedias trazado por Jorge Manuel Theotocopuli, hijo de El Greco. Más de cuatro siglos después, es el momento perfecto para celebrar la magia de este arte, su importancia en nuestras vidas y para recordar a aquellos que han dedicado su talento y pasión a esta pasión incomparable, como Tirso de Molina, Calderón de la Barca o el propio Francisco de Rojas.
Sistema de Maquinaria. En el interior del Teatro de Rojas late un corazón con fuerza en cuanto a espíritu de innovación y distinción. Su singularidad radica en el avanzado sistema de maquinaria escénica y elevación del patio de butacas, una característica que lo posiciona como único, no solo en España, sino también en toda la región sur de Europa.
La ingeniosa maquinaria escénica y de elevación fue realizada en madera por el maestro Egidio Piccoli en 1877 y que representa un auténtico museo de maquinaria.
La capacidad de elevar el patio de butacas abre la posibilidad de adaptar el auditorio según las necesidades específicas de cada espectáculo, creando así un entorno óptimo para el disfrute tanto de los artistas como de los espectadores.
El sistema funciona a través de cuerdas, poleas y contrapesos creados en el siglo XIX.
Un corazón que se mantiene y conserva tras el paso de los años. Dando lugar a la mayor grandeza del ser humano de trascender el tiempo y el espacio.