La lluvia de los últimos meses podría retrasar la aparición de grandes incendios forestales, pero también se espera un aumento de los incendios de pasto debido a la vegetación. Esta es la conclusión a la que llega Juan Pedro García, jefe del servicio provincial de incendios forestales, quien explicó que llevan varias semanas realizando los trabajos previos para preparar la campaña de incendios de este año, que se desarrolla del 1 de junio al 30 de septiembre. «El monte tiene más humedad, se va a propagar más lento. La parte negativa es que va a haber más pasto y la siembra va a ser mayor», lo que puede hacer que «aumente el número de incendios», resumió.
Las lluvias han impedido trabajar con normalidad durante el invierno, pero han sido bien recibidas por su efecto amortiguador sobre el combustible forestal. En este sentido, el servicio recordó que el año pasado fue anómalo en lo climático. «Hubo una sequía extrema en primavera que provocó que todos los montes estuviesen muy estresados», señaló García, recordando que el incendio más grande que hubo en 2024 en la península ibérica, fue a mediados de mayo en las Hurdes, quemando 11.000 hectáreas, pero en junio hubo lluvias, reduciendo el estrés y sin dar tiempo al pasto.
Por este motivo, la campaña 2025, en palabras de Juan Pedro García, arranca «mejor que otros años», aunque el comportamiento final dependerá de si continúan las lluvias primaverales y de cómo evolucione la meteorología en los meses críticos de julio y agosto. «La sequía acumulada es el principal factor de riesgo para los mega incendios. Hoy por hoy, vamos bien. Pero siempre hay que estar preparados», dijo, concluyendo que «la inercia de la lluvia va a desplazar la campaña a los meses de julio y agosto», que es cuando se esperan los índices de propagación más altos.
García señaló que la campaña 2025 mantiene una línea continuista con respecto a años anteriores en cuanto a trabajos selvícolas. Se prevé actuar en unas 3.150 hectáreas, de las cuales unas 2.600 serán sometidas a desbroce mecanizado, la técnica más extendida en la provincia, y alrededor de 200 hectáreas se intervendrán mediante quemas prescritas. Además, se está impulsando una herramienta ya consolidada: el gradeo forestal, una técnica agrícola adaptada al entorno forestal que busca controlar el matorral bajo, sobre todo la jara pringosa y que se emplearán en 300 hectáreas este año. Esta técnica ha dado lugar a las denominadas superficies colchón, zonas que ralentizan la propagación del fuego en caso de incendio, al tener la tierra más suelta y evitar la propagación de las llamas. «Estas zonas actúan como amortiguadores, frenan la propagación del incendio cuando llegan las pavesas», las cenizas incandescentes. Una técnica muy útil en zonas de pinar, por ejemplo, para evitar la vegetación del suelo..
En total, este año se trabajará en 76 zonas de la provincia, de las cuales ya se está interviniendo en 37. Hay que tener en cuenta que la actividad en la provincia es cíclica: cada año se interviene en unas 3.000 hectáreas de terreno, de tal modo que el servicio cuenta con 15.000 hectáreas trabajadas desde donde se pueden atajar los incendios.
Además, una de las novedades para esta campaña es la incorporación del pastoreo controlado como herramienta preventiva, aunque su impacto es limitado en Ciudad Real, debido a que la vegetación de monte no tiene tantos aportes para la ganadería. Por este motivo, en la provincia solo se han tramitado cinco solicitudes de ayudas para las 'ovejas bomberas'.
Otra de esta campaña, señaló García, será cómo se interviene en las labores agrícolas. Se mantiene la normativa de restricción en condiciones de riesgo extremo, y se recuerda la obligación de mantener medidas de seguridad durante la cosecha, como las franjas de seguridad, cosechando de fuera de la parcela hacia el interior. Estos puntos serán claves porque se espera una buena campaña de cereal. «Cada vez hay más concienciación. Se cosecha mejor, se previenen igniciones y la gente actúa con responsabilidad» y esto, sumado a una buena planificación, hace que se mire «con un cierto optimismo, siempre desde la cautela» la próxima campaña. De hecho, el jefe del operativo indicó que, en los últimos años, Ciudad Real ha reducido notablemente el número de grandes incendios y el último incendio de nivel 2, el segundo por el impacto que puede tener en poblaciones, se remonta a 2012, en Navas de Estena.