Pedro Javier Belda es un tomellosero que hace 41 años dejó su ciudad natal para salir a estudiar fuera. Desde entonces, hace gala de su tomellosería allí donde va y siempre que puede vuelve al lugar que le vio nacer y crecer. Militar y magistrado en excedencia, desarrolla su labor profesional en Madrid, donde ejerce como abogado en ejercicio, y está casado con una tomellosera, por lo que reconoce que mantiene una estrecha vinculación con Tomelloso, que se prepara para celebrar su Feria. Unas fiestas que Belda vivirá de una forma «muy especial» tras haber sido nombrado Tomellosero Ausente. «Que tu pueblo, tu gente y tu tierra se acuerde de ti es una muestra de cariño que emociona y que para mí es un gran orgullo y un gran honor. Es una satisfacción enorme», reconoce a La Tribuna.
Asegura que la designación de este cargo es «circunstancial», pues lo que «realmente es importante es el acto, el recuerdo a todos esos tomelloseros ausentes».«Que tu pueblo y tu gente te dedique esta prueba de cariño es muy emocionante», señala al tiempo que manifiesta que son muchos los recuerdos de infancia que echa de menos pero también esa «tranquilidad de vida y familiaridad de ir por la calle y conocer a gente». Y es que, Tomelloso «es una ciudad grande que a pesar de su dimensión sigue teniendo esa tranquilidad y cercanía que tienen los pueblos. Echo de menos esa lejanía del estrés que vivimos día a día en las grandes capitales», añade.
Autor de diversos libros de derecho internacional y comunitario enfatiza en el papel «relevante» que tiene el tomellosero ausente en la Feria y fiestas, pues «es una mirada y un reconocimiento hacia fuera, hacia los tomelloseros ausentes, la mayoría anónimos, y que tuvieron que salir de la localidad por diferentes motivos como, por ejemplo, cuestiones laborales y la inmigración de los años 70». Por todo ello, continúa diciendo, para él es un reconocimiento «muy importante» del pueblo a su gente. Una fiesta en la que Belda, como no podía ser de otra manera, se acordará de todos aquellos que un día tuvieron que abandonar Tomelloso pero especialmente de su familia, sus padres y su hermano ya fallecidos. En el recuerdo estarán ellos, pero también aquellos amigos y vecinos que «ya no están entre nosotros. Son ausentes permanentes, y que más que nunca estarán presentes ese día».
Asegura que no se esperaba este reconocimiento, pues «en ningún caso tengo ningún mérito por encima de cualquier otro vecino». «He tenido la fortuna de que este año he sido yo, por tanto mi agradecimiento», declara con el deseo de que algún día pueda retornar a sus orígenes, «a la tranquilidad de tu pueblo».