Ecologistas en Acción ha pedido al Ayuntamiento de Ciudad Real que, aprovechando las obras de peatonalización en la capital, recupere los antiguos adoquinados de basalto que se utilizaba para pavimentar calles y carreteras de la comarca, obtenidos en ocasiones de la piedra volcánica procedente de los volcanes próximos.
En un comunicado de prensa remitido este jueves, la organización ha señalado que durante los años 60, con la llegada de los aglomerados asfálticos, los antiguos pavimentos de adoquines fueron cubiertos paulatinamente por capas de asfalto ya que hacían la circulación más segura, menos ruidosa y, sobre todo, porque se necesitaba en su mantenimiento menos mano de obra.
Piden al Ayuntamiento que recupere los antiguos adoquines - Foto: Rueda Villaverde
En ocasiones, estos adoquinados quedaron bajo el asfalto como cimentación de las nuevas calles.
Piden al Ayuntamiento que recupere los antiguos adoquines - Foto: Rueda VillaverdeActualmente, con motivo de las obras de peatonalización del centro de la capital, están saliendo a la luz de nuevo estos adoquines, como es el caso de la calle Ciruela, donde una vez retirada la capa superficial de asfalto, ha aparecido el adoquinado antiguo de piezas de basalto troncocónicas, que ha aguantado más de cien años casi sin necesidad de reparación, a pesar de soportar un tráfico intenso.
En opinión de los ecologistas, estos adoquines han demostrado ser "mucho mejor que los adoquines prismáticos modernos que generan baches y necesitan reparación cada 10 años porque se mueven, alteran y hunden".
Por ello, han propuesto la recuperación e integración del adoquinado volcánico en el diseño final de las calles en obras, pro ser "un material de excelente calidad, resistencia, estética, tradición, valor cultural y geológico".
Por otro lado, han apuntado que si se reutiliza el adoquinado, el proyecto abarataría costes, porque gran parte del pavimento ya está hecho, al estar debajo del asfalto en muchas de las calles que se van a peatonalizar.
Y reducir el impacto térmico, han propuesto la plantación de árboles en las aceras, para sombrear el pavimento con especies de frondosa sombra adaptadas a la zona y a las condiciones de cambio climático, a ser posible autóctonas, y dotadas de alcorques con vegetación.