La próxima semana la albaceteña Rozalén estará de gira por Sudamérica, en su primera salida de España tras el parón de año y medio, en el que decidió bajarse de los escenarios. Se va tras dejar un concierto en Puertollano, ante miles de personas, hace unos días y otro en Valencia este viernes, que la llevan a esa gira por Argentina o Chile, antes de regresar a finales de noviembre a una gira por auditorios en España.
¿Qué supuso ese año y medio fuera de los escenarios hasta la pasada primavera y cómo ha vivido su regreso? ¿En qué ha cambiado el público en este tiempo?
Este año y medio de parón, en realidad, ha sido de escenarios, pero yo no he parado de escribir, de componer. Siempre hay mucho trabajo detrás de los discos, de los libros, de las giras. Sí que me ha servido para echar de menos el escenario porque yo ahí soy bastante feliz y para prepararlo todo con mucho, mucho cariño y para ser consciente de todo lo que me había pasado en estos 12 años ya. Entonces, bueno, ahora sí que me viene este año y el que viene de mucho trabajo y luego, pues a lo mejor ya hay que volver a vaciar, ¿no?, para volver a llenar.
Y la sociedad, dejó los escenarios con una España de la que íbamos a salir mejor y otra en la que... ¿Cómo la ha visto?
No pasa tanto tiempo. Después de la pandemia, de los confinamientos y de todo eso, creo que todos teníamos una mínima esperanza de que la sociedad fuera de otra manera, pero parece ser que no. Aun así, con los conciertos o con la cultura, por ejemplo, sí que creo que se valoró lo que supone, que es alimento para el alma. Está viniendo mucha, mucha gente siempre a los conciertos, a los festivales, a todo. Me siento muy afortunada por eso, pero el rumbo de la sociedad y del mundo, pues no son buenos tiempos para los optimistas.
¿Qué simboliza El Abrazo? Lo veo como un abrazo a nuevos caminos, con el rap o los toques latinos en algunas de las canciones y a la vez un abrazo a esos seres queridos que vas citando.
Musicalmente es un disco superecléctico. Hay muchos ritmos y estilos nuevos, pero nosotros en todos los discos creo que eso sí que lo vamos haciendo siempre, el evolucionar o morir. Luego pues, emotivamente, sí que hay demasiada emoción en este disco porque son canciones al final tratan de los dos temas por excelencia del arte, que es el amor y la muerte. Cuando hay duelo, pues, también estás echando de menos, eso es una manera de querer. Entonces son diferentes abrazos a diferentes seres y con ritmos muy variados.
Usted fue pionera en usar la lengua de signos en el escenario y ahora parece algo que se repite más y más. ¿Cómo ve que, de repente, haya artistas internacionales que acerquen la música a todos los públicos?
En cuanto a la lengua del signo no somos las primeras en hacer esto, quizás lo innovador de nuestro espectáculo es que Bea es parte, protagonista, no está en un lateral, sino que está compartiendo protagonismo conmigo. Ahí sí que creo que hemos sido de las primeras en hacerlo y encima tantísimos años ya juntas. Sí que vemos bastante en festivales o artistas que de manera puntual lo hacen, entonces la verdad que da mucho gustico ver que mucha gente va dando pasos, nosotras también tenemos que seguir dando muchos pasos en el mundo de la inclusión y accesibilidad.
¿Qué canción le gustaría que sonase cuando ya no sea necesario oír La Puerta Violeta? Más cuando, casi cada semana, suena por un nuevo asesinato machista.
Por desgracia, siguen aumentando los feminicidios y por desgracia cada vez usan más La Puerta Violeta, después de, fíjate, de tantos años que lleva ya la canción. Eso es mala señal. Ojalá y algún día, pues, no se tenga que escuchar y que sonase cualquier canción que hablara de libertad y de no tener miedo.
¿Con quién se siente comprometida en estos momentos en que parece que todo es blanco o negro en la política, en la vida o en la sociedad?
Yo tengo unos valores que están como muy afianzados desde niña, porque tienen que ver con la justicia social. Eso es lo que defiendo y lo que defenderé siempre, porque tengo motivos de peso para defenderlo. Me parece que en eso de usar la política como el fútbol, que eres de un partido o de otro y no hay sentido crítico, me parece que debería ser de otra manera.
Con ese bagaje y alguna de sus letras. Un concierto suyo es más una celebración o una reivindicación. ¿Cómo le gusta que lo viva el público?
Nuestros conciertos son una celebración de la vida y en la vida, evidentemente, tienes que hablar de cosas que son importantes y que tienen que ver con lo personal, que es político y con la sociedad y con los recuerdos y con la nostalgia y con la alegría. Está todo mezclado, no me parece que haya que excluir nada.