El serrín incrustado en su pantalla de móvil delata que una de sus pasiones es la carpintería, oficio que aprendió cuando con veinte años entró en la escuela taller El Pósito de Campo de Criptana, donde se formó como carpintero para hacerlo luego en otros talleres. Desde entonces, el olor a barniz y el serrucho han formado parte de su vida. Hasta tal punto de que ese entusiasmo por la madera llevó a Vicente Casero a especializarse en el arte molinero, convirtiéndose hoy en día en el único maestro artesano de la región dedicado a la carpintería molinera y a la restauración de los molinos de viento.
Con 48 años y natural de Campo de Criptana transmite en cada palabra ese mimo que siente por su oficio, pero también por los 'gigantes' que Miguel de Cervantes refleja en su obra Don Quijote de La Mancha. Su constancia y plena dedicación a este arte contribuyeron a que en 2013 recibiera el título honorífico de maestro artesano, galardón al que sumó hace tan solo unos días la placa al mérito artesano, otorgada también por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Galardones, comenta con satisfacción, que demuestran que «tienes una excelencia en tu oficio» y que «suponen un reconocimiento a muchos años de trabajo pero también un nuevo espaldarazo a proyectos de futuro».
Pero el camino, reconoce, no ha sido fácil. Ante la mala situación por la que hace unos años atravesaba el sector de la carpintería optó por buscar alternativas en las que «apenas tuviera competencia» y unió sus dos pasiones: la carpintería y los molinos de viento. Por entonces, «había muy poca gente que supiera y los antiguos constructores de molino habían desaparecido», una dificultad que afrontó a base de investigar e indagar en la historia, en los molinos y en los oficios desaparecidos, algo que ya le llamaba la atención siendo un niño. «Había que llenar ese hueco e investigar», sentencia. Horas y horas de investigación para especializarse en una profesión en la todo está diseñado al milímetro. Y es que, «en un molino nada es accesorio y todo tiene un por qué, un significado y una función. Nada debe pasarse por alto», recalca.
Reconstruir con mimo ‘los gigantes’
- Foto: Tomás Fernández de MoyaDesde el pasado mes de abril, sus ojos se centran en el molino de Puerto Lápice, donde el Ayuntamiento ha apostado con «fuerza» por la reconstrucción del Molino Sansón Carrasco para reforzar el turismo en plena Ruta del Quijote. «No es una obra cualquiera», reconoce a los pies del molino, ya que se incorporará maquinaria nueva pero fabricada con las técnicas tradicionales, similares a los de la época con el fin de que el molino recupere su función original. Una reconstrucción que para un maestro molinero es «el summum». El objetivo: reconstruir con mimo el gigante manchego conservando la funcionalidad que tenían antaño para seguir realizando moliendas. Una responsabilidad que recae en Vicente, pero bajo la tutela, señala, del estudio de arquitectura de Herencia Traza2. Y es que, «yo soy carpintero, no arquitecto», insiste. «No nos podemos inventar nada. Todo pasa el filtro de Patrimonio y hay que estudiar muchos aspectos».
Así, partiendo de la base que se conserva del original, se restaurarán los muros, que serán enfoscados, y se mejorará la estructura interior para comenzar en unos días a instalar el telar y la rueda catalina. La cubierta, que pasará a ser de madera con terminación en zinc, y las aspas, que dejarán de ser de hierro para hacerse de madera, serán los últimos elementos que se incorporen. Diferentes piezas en las que la especial atención se pondrá en las aspas, «el motor del molino», y que se harán en roble o en castaño con el fin de que produzcan la potencia suficiente para moverse. «Tienen que estar construidas con un giro de viento y estar perfectamente equilibradas para que las cuatro pesen lo mismo», argumenta. Antes, recuerda, se realizaban en álamo, pero «con el transcurso de los años esa madera era propensa a hongos». «Se han hecho muchas pruebas de error y muchos ayuntamientos, por falta de presupuesto, hacían restauraciones que no eran las apropiadas para un inmueble considerado Bien Cultural.
El molino de Sansón Carrasco ofrecerá a principios del año que viene una nueva imagen en la que el Ayuntamiento ha puesto toda la carne en el asador. No solo económicamente, ya que el proyecto supone una inversión de más de 200.000 euros, sino también en su inauguración, en la que trabaja para que sea un día especial con la asistencia de algún miembro de la Familia Real. Tras su recuperación y rehabilitación, el Sansón Carrasco formará parte de la treintena de molinos reparados que hay en Castilla-La Mancha, donde solo nueve cuentan con maquinaria original y están situados en Campo de Criptana, con tres; en Consuegra (2), así como Madridejos, Camuñas y el Romeral, en la provincia de Toledo, y en Mota del Cuervo (Cuenca).