Las aulas han tenido un aumento de los alumnos con necesidades educativas a cifras que no se habían visto en la provincia. En concreto, los datos, publicados recientemente por el Ministerio de Educación, superan los 3.000 estudiantes que necesitan apoyos, durante el curso 21-22. Las cifras de antes de la pandemia eran de 2.684.
El COVID, la guerra de Ucrania u otros elementos como la despoblación pueden estar detrás de unos datos que muestran cómo han aumentado las cifras de alumnos que se han integrado tarde en el sistema educativo, los que tienen trastornos del aprendizaje o un desconocimiento grave de la lengua. Son una muestra de cómo el conflicto internacional con Rusia ha tenido un reflejo en el aula, sumado a ese tiempo sin clase presencial del último trimestre del 19-20 y del 20-21, pero también de la dificultad de aprender lectoescritura con las clases a distancia.
«Después del COVID hay más necesidad de apoyos», explicó Irina Alonso, secretaria de comunicación de ANPE Ciudad Real y profesora de Educación Especial, quien remarcó que «hay muchas familias que no tenían acceso a las clases online», por aspectos económicos, como la conexión a internet y además, se perdió «la atención individualizada». «Tú estás en una clase con los alumnos y le puedes ir dando solución en el momento», con las clases online se perdió «el feedback directo», por lo que «hay más retrasos y los chicos tienen menos nivel».
En concreto, Alonso destacó la importancia que ese tiempo lejos del aula pudo tener para el aprendizaje de la lectura y la escritura, «la base de todas las asignaturas» y que dificulta el aprendizaje al regresar al aula. En su opinión, la situación se normalizará, pero habrá cierto retraso, al menos en los próximos años.
«Ahí se ve la necesidad de la escuela presencial y la atención individualizada al alumno», señaló la responsable de ANPE recordando la importancia de que los apoyos se mantengan todo el curso, pero también que haya una bajada de ratio, que permita atender la diversidad en el aula. «Cuanto más personalizada sea la atención que tú puedes dar a un alumno, mejor conoces sus dificultades, pero también conoces de qué manera aprende mejor».
«Yo no podría inferir una relación causa-efecto», explicó, por su parte, Fernando Villalba, coordinador regional de STE-CLM, quien recordó que hay múltiples factores que influyen en estos datos, como la llegada de grupos a ciertas poblaciones que pueden cambiar la estadística, porque se trata de alumnos que necesitan apoyos por diversos motivos. Lo que sí advirtió Villalba es que hay un incremento de los problemas psicológicos que «se han agudizado» en los estudiantes. «A los chicos, sobre todo, se les ha notado el tema de las adiciones a los videojuegos y a las chicas, con el tema, sobre todo, de trastornos alimenticios», se trata de un aspecto que preocupa, sobre todo en el ámbito estatal, apuntó Villalba. En este sentido, considera que los datos pueden variar en próximos cursos, recordando que las cifras de alumnos con apoyos se encuentran, por debajo, del seis por ciento del total de alumnos, lo que implicaría un problema a analizar.
Alta capacidades y retraso.
Mientras, Alonso, más allá de los datos de retrasos en el aprendizaje o el apoyo por desconocimiento de la lengua, recordó la importancia de las altas capacidades, con 147 estudiantes en el curso pasado y una cifra que se ha duplicado en el último lustro. «Antes no se diagnosticaban tanto, porque son niños que pasan muy desapercibidos» y de ahí la importancia de que se hayan localizado. Igualmente, Alonso puso el acento en el aumento de alumnos con necesidades por trastornos del desarrollo, un aspecto en el que caben menores de Primaria aún sin diagnóstico de algún problema que puedan tener.