Es curiosa, muy observadora, inquieta y ordenada, cualidades muy vinculadas a la investigación que es la profesión que ejerce la joven Verónica Miguel Herranz (Guadalajara, 1990). Doctora en Biotecnología y Máster en Biomedicina, acaba de regresar de Boston (Estados Unidos), donde ha participado en un proyecto junto a la Universidad de Harvard, enfocado en el estudio sobre la enfermedad renal, campo en el que está enfrascada desde hace unos años.
Admite que el hecho de haber pasado su infancia en Corduente, un pequeño municipio de la provincia alcarreña, le ha otorgado el privilegio y la libertad para explorar por si misma lo que ofrecería la naturaleza y, casi sin darse cuenta, ha ido descubriendo que lo que ya hacía entonces era investigar.
¿Qué le motivó a dedicarse a la labor investigadora en estos tiempos difíciles?
La motivación principal no es otra que la de poder llegar a conocer más sobre enfermedades de las que no se saben sus causas y tratar de buscar posibles tratamientos.
La Biotecnología es una carrera relativamente nueva. ¿Por qué decidió estudiarla?
Creo que el dedicarme a esta profesión se lo debo en gran parte a mis profesores. Cuando decidí estudiar Biotecnología era aún una carrera muy nueva pero con salidas. Es un sector que está empezando y que en mi opinión va un paso por delante de lo que es la Biología, la Química o la Bioquímica. Implica conocer muy bien los mecanismos moleculares e intenta buscar una aplicación de los mismos para ayudar a las personas, a la sociedad.
Precisamente, cada vez son más las empresas farmacéuticas que tienen un departamento de Biotecnología para intentar mejorar procesos que, quizá, hasta ahora se limitaban a una vertiente más química. El hecho de que optara por un máster en Biomedicina fue porque enseguida me di cuenta de que lo que más interés despertaba en mí era conocer el mecanismo de enfermedades que todavía eran y son desconocidas.
¿Enfocó el máster en la investigación del origen, causas y tratamientos de enfermedades?
Así es, exacto, la Biomedicina para conocer lo que ocurre en una célula y buscar aplicaciones de carácter más biológico.
¿Creo que está enfrascada en un proyecto vinculado con las enfermedades renales?
Cuando terminé el máster comencé a trabajar en un laboratorio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en un proyecto muy atractivo. Estaba enfocado a conocer el papel que tiene el metabolismo en la enfermedad renal con el fin de buscar tratamientos y marcadores asociados a ella que ayuden a un diagnóstico más precoz o a tratamientos más personalizados. Actualmente sigo en este proyecto, ya llevo cinco años. Y es que, se trata de una enfermedad con mucha prevalencia y con bastante coste social. Pero gracias a distintos convenios y becas de investigación, en unos casos del propio Gobierno español o bien de fundaciones privadas, en el tiempo que llevo trabajando en ello, he tenido la oportunidad de viajar y participar en investigaciones en otras universidades de distintos países del mundo, entre ellos, Estados Unidos.
Acaba de regresar de Boston. ¿Estaba participando en algún proyecto?
He estado en la Universidad de Harvard trabajando en un laboratorio que investiga también sobre la enfermedad renal crónica, una dolencia en la que ya trabajaba en España y sobre la que quería adquirir más conocimientos dado el gran coste económico y social que supone teniendo en cuenta que gran parte de los pacientes terminan en diálisis.
¿Supongo que habrá momentos en el proceso de investigación en los que será fácil caer en el desánimo?
El proyecto va despacio pero avanza progresivamente. Salir fuera, como yo he hecho, te permite adquirir nuevos conocimientos y técnicas que son muy válidas. En todo caso, me apasiona aprender y cuando concluya este proyecto tampoco me importaría cambiar de campo porque en todos se aprende.
¿Al margen de Boston, ha participado en proyectos con otras universidades conocidas?
He estado también en las universidades de Pennsylvania, Yale y Alabama. En todas ellas el objetivo ha sido buscar un nexo común con mi proyecto sobre la enfermedad renal y tratar de ampliarlo. Mi experiencia ha sido siempre muy positiva y he notado que existen bastantes diferencias con España.
Por su experiencia. ¿Está mejor cuidada y financiada la investigación fuera de España?
En nuestro país hay muy pocas oportunidades y muchos parones. Si quieres trabajar en investigación, el sistema te fuerza a irte, te echa. Y reconozco que el hecho de salir unos años viene muy bien y es fundamental para mejorar en el campo científico pero, en muchos casos, al volver te encuentras las puertas cerradas.
En Estados Unidos van un paso por delante de España y la financiación no solo es más elevada sino que también es mucho más estable. No hay tanta incertidumbre. Y los laboratorios están equipados con equipos más novedosos. Además, se ofrecen más oportunidades de colaboración entre grupos de investigación de distintas universidades, lo que permite que los investigadores puedan crecer en ideas. En España estamos más encasillados.
Pero en su caso, creo que vuelve de Estados Unidos para quedarse en España. ¿Por mucho tiempo?
De momento tengo un contrato de año y medio en el Centro de Biología Molecular del Severo Ochoa, perteneciente al CSIC. El hecho de que sea por dieciocho meses genera incertidumbre y con esta perspectiva tendré que buscar una beca antes de que termine mi relación laboral. Tal vez decida entonces regresar a Estados Unidos unos años para conseguir un buen currículo y ser lo suficientemente competitiva como para volver después a España, donde deseo que esté un día mi futuro labora. Y es que, mi objetivo a largo plazo, mi sueño, sería poder tener mi propio laboratorio y mi propio grupo y ser la investigadora principal del proyecto. Soy consciente de que es difícil pero lo quiero intentar. Aunque implica sacrificios porque hay que conseguir una plaza de investigador titular, lograr proyectos competitivos para llevarlos a cabo y mantener un laboratorio con un cierto número de personas. Cuando haces algo que realmente te gusta, no importa.
¿Sueña con algún proyecto?
Mi deseo es que lo que hago en mi día a día pueda tener en algún momento una aplicación real en la clínica. Esa será mi mayor satisfacción, ver algún día que algo que he descubierto en un laboratorio es una realidad en los hospitales. Trabajamos en células y con ratones... Sin embargo, donde tienen que funcionar los medicamentos es en las personas.
¿Supongo que también habrá enfermedades y proyectos que reciban más financiación que otros?
El cáncer se lleva la mayor parte de la financiación que hay para investigación en España por distintas razones pero me consta que es una financiación necesaria. En Estados Unidos hay centros exclusivos para investigar esta enfermedad y se hace tanto con financiación pública como privada. En el caso de España, casi toda la financiación es pública.
¿Sigue siendo la labor investigadora una profesión eminentemente de los hombres?
Tradicionalmente ha sido un ámbito copado por los hombres pero las mujeres ya somos mayoría en los laboratorios de investigación, aunque no en los puestos de dirección. Por eso es importante dar una mayor visibilidad a la mujer en la ciencia y que las niñas se den cuenta de que también la investigación es cosa de mujeres. Observo en compañeras que el tema de la maternidad sigue siendo un desafío y un reto. Me refiero a compaginar vida familiar y vida científica; es algo que todavía esta un poco estigmatizado y las propias convocatorias deberían visualizar más esos periodos de inactividad y mostrarse más sensibles.
¿Cuál cree que es el mejor país para dedicarse a la investigación?
Me gustaría que fuese España pero tanto Alemania como Estados Unidos llevan mucho camino recorrido y siempre han apostado más por la ciencia. Aun así, para la poca financiación que hay. España está muy bien situada a nivel científico y los investigadores españoles estamos muy bien valorados cuando salimos a otros países.
Pese a esa buena situación fuera, ¿considera que en España la investigación es una prioridad?
De momento en España no se considera una prioridad a la hora de diseñar los presupuestos. Es algo secundario cuando realmente la ciencia es el motor que hace que la sociedad avance.
¿Qué cualidades no deben faltar a un buen investigador?
La curiosidad, ser observador y ser un poco inconformista.
¿Desanima cuando los resultados tardan en verse?
Hay que tener mucha automotivación. Es un trabajo muy creativo y animo a los estudiantes que se planteen una carrera investigadora a que la persigan y la luchen.
¿Es una profesión de la que se puede vivir bien o se sobrevive?
En España en concreto se puede vivir de ella pero hay espacio para pocos y falta estabilidad. Hay que ser competitivo y demostrar continuamente tu valía porque si no es así, el propio sistema te excluye. Además, los propios trámites burocráticos te dejan mucho esfuerzo en el camino y eso es frustrante.
¿Las publicaciones en revistas de relevancia son vitales para un investigador?
Las publicaciones en revistas internacionales son la marca de productividad y de calidad del científico, lo que determina que puedas progresar en tu carrera. Muchas veces, los científicos españoles nos vamos a Estados Unidos, Alemania o a otros países donde en menos tiempo es también más fácil publicar.
¿Su última publicación?
Una publicación en colaboración con un grupo de Estados Unidos sobre la identificación de una molécula que hemos visto que puede frenar el desarrollo de la progresión renal crónica modulando el metabolismo del riñón. Los ambientes científicos son muy internacionales hoy en día, lugares de una gran riqueza cultural donde siempre se habla inglés, cada uno como sepa.
¿Hay mucha competitividad?
Muchísima. Empieza en la carrera pero también lo hay entre laboratorios que lucha para ver quien publica primero, y dentro del mismo laboratorio, si no están muy definidos los proyectos, entre compañeros.
¿Alguna investigadora a la que admire o le sirva como referente?
Margarita Salas es mi referente. Siempre ha defendido la mujer en la ciencia. Trabajaba en el Centro de Investigación donde estoy. Allí iba todos los días hasta que falleció el pasado noviembre a los 83 años.
¿Está adecuada la formación en las universidad a la investigación?
Quizá en las universidades debería de hacerse algo más de hincapié en el inglés, que es el idioma de la ciencia, y en la informática. Ambas enseñanzas son necesarias para el mercado laboral y no se tratan mucho en las carreras.
¿No se ha encontrado sustituto al ratón en la investigación?
La cría es muy parecida a la raza humana y su genoma se puede modificar de manera fácil. Sin embargo, también se investiga con la mosca de vinagre o el pez cebra.
¿Existen realmente los descubrimientos casuales?
La suerte existe pero hay que buscarla trabajando.