La colombiana Ana María Henao-Restrepo dirige el Plan de Acción para Investigación y Desarrollo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una unidad que coordina la preparación contra pandemias y que ahora afronta uno de sus mayores retos: derrotar al COVID-19.
La experta en inmunización y vacunas, con amplia experiencia en anteriores epidemias como las del ébola, explica en qué momento se encuentra la investigación de vacunas y tratamientos contra la pandemia que está paralizando el mundo.
¿Cuando termine esta pandemia, debemos como humanidad repensar los esfuerzos que dedicamos a los sistemas sanitarios y a la investigación médica?
En la OMS, al final de cada epidemia, tanto nosotros como nuestros socios y los países miembros evaluamos las lecciones aprendidas y las utilizaron para mejorar. Nuestro Plan de Acción, por ejemplo, emergió de las lecciones aprendidas tras la epidemia de ébola que sufrió África entre 2014 y 2016. La cooperación de la comunidad científica en los últimos años ha mejorado y continúa evolucionando: es una batalla sin fin, y cuanto más estemos dispuestos a aprender de lo que hemos vivido, mejor será para todos en el planeta.
Una de las líneas de investigación que están coordinando desde la OMS es el desarrollo de vacunas contra el COVID-19. ¿En qué momento se encuentran los estudios?
Seguimos los pasos de todas las vacunas candidatas que están siendo desarrolladas, ahora más de 40. Estamos muy contentos porque hace cuatro días comenzó el primer ensayo con una vacuna experimental, Messenger RNA, desarrollada por el Centro de Investigación de EEUU y la compañía Moderna. Si demuestra ser segura, se va a inocular a 45 personas en dos dosis con 28 días de diferencia y se vigilará su estado de salud durante un año. Es la primera vez en la Historia que solo pasan 60 días desde la secuenciación del genoma (de un virus) y el desarrollo de la vacuna. Y un estudio similar en China va a comenzar esta semana.
¿Cómo se ha logrado empezar las pruebas en dos meses, en lugar de los cuatro o cinco que la OMS preveía originalmente?
Es cuestión de desarrollo tecnológico, y de la eficiente colaboración entre el centro de investigación y Moderna. También fue importante que China, por primera vez y de forma tan extensa, compartiera la secuencia genómica del virus.
¿Significa que también podría conseguirse la vacuna antes de 18 meses, el tiempo inicialmente previsto?
Es difícil saberlo con exactitud, lo que hacemos es comunicar el avance de los planes y las informaciones nuevas de las que disponemos cada día. Sería histórico lograr una vacuna que pueda distribuirse a todos los países en 18 meses, todos estamos trabajando para ello, es la meta mundial, pero para ello tienen que salir bien muchas cosas. Se están acelerando los procesos, pero sin comprometer la seguridad de los pacientes, siguiendo las regulaciones y siendo más eficientes.
Si se consigue una vacuna, ¿se debe inocular solo en grupos de riesgo, o en toda la población?
Es muy temprano para decirlo, debemos entender mejor cuáles son las personas de riesgo e identificar cuáles son los mecanismos de transmisión más frecuentes. A medida que vayamos aprendiendo más sobre estos factores, vamos a ser capaces de afinar mejor las estrategias de vacunación. Una vacuna siempre se inocula en primer lugar a personas de más alto riesgo, pero aún es complicado decir quiénes son.
¿Serviría para nuevas oleadas de la enfermedad, o posibles mutaciones del coronavirus?
Nuestro objetivo sería desarrollar una vacuna general para todos los coronavirus, es una ambición científica, pero difícil de alcanzar. Por ahora, los esfuerzos están centrados en asegurarse de que las vacunas nos protejan contra el coronavirus contra el que estamos luchando hoy.
En cuanto a los tratamientos, ¿cuáles son los avances?
Tenemos un sinnúmero de tratamientos que aún no han sido probados de manera sistemática, Nuestro equipo de expertos nos ayuda a revisar las evidencias científicas y con sus informaciones decidimos recomendar los tratamientos en los que los datos y las pruebas en animales y humanos parecen más seguras. Por esta razón, hemos escogido varios tratamientos para el programa Ensayo de Solidaridad.
¿Cuáles son esos tratamientos?
Uno es con el antiviral remdesivir, producido por la compañía Gilead, otro es una combinación de lopinavir y ritonavir, comúnmente usados para portadores de VIH. Un tercero usa chloroquina, un medicamento usado contra la malaria y el reumatismo, disponible en casi todo el mundo.
¿Cómo funciona en la práctica este Ensayo de Solidaridad?
Anima a los países a participar en ensayos clínicos al azar que nos puedan dar las evidencias que necesitamos para tomar decisiones sobre cuál es el mejor tratamiento para los pacientes. Cuando llega un paciente adulto a un hospital, se decide si es elegible para participar en el ensayo clínico. Las contraindicaciones de los fármacos son pocas, pero se evalúa si puede tener alguna.
¿Cómo participa España, uno de los primeros países en unirse?
Su Ministerio de Sanidad y todas sus agencias se han involucrado mucho en la respuesta, y la OMS agradece muchísimo a las autoridades españolas su compromiso y su solidaridad. Cuatro hospitales en España han indicado que quieren participar y entiendo que hay otros que se van a unir.
Es difícil predecir el futuro, pero ¿cuándo cree que el mundo puede conseguir, como China, cero nuevos casos en un día, y cuántos casos y fallecidos costará llegar hasta allí?
No puedo especular sobre eso, pero reitero la llamada del director general de la OMS a prepararse. Cuanta más gente siga las medidas de salud pública recomendadas por la OMS se podrá pronto parar la epidemia.